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Revista Digital de la Unidad Académica de Docencia Superior,
Universidad Autónoma de Zacatecas, ISSN: 2594-0449.

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Apuntes para la historia de la salud: La contribución de América Latina a la farmacia natural por Ana María Pesci Gaitan, Juan Manuel Zepeda del Valle y Moisés Blanco Navarro

Enero-julio 2019, número 20.
Autor: Abel Lozano. Título: Octubre. Técnica: linoleografía. Año: 2018. Medidas: 112x76 cm.

Pesci Gaitan, Ana María; Zepeda Del Valle, Juan Manuel y Blanco Navarro, Moisés. (2019). Apuntes para la historia de la salud: La contribución de América Latina a la farmacia natural. Revista Digital FILHA. [en línea]. Enero-julio. Número 20. Publicación bianual. Zacatecas, México: Universidad Autónoma de Zacatecas. Disponible en: www.filha.com.mx. ISSN: 2594-0449.  

Ana María Pesci Gaitán es doctora en gestión educativa, por el Centro de Investigación para la Administración Educativa, de San Luis Potosí. Maestra en ciencias de la salud, especialidad en salud pública. También médico cirujano partero por la Universidad Autónoma de Zacatecas. Es docente investigador de la maestría en investigaciones humanísticas y educativas de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Galardonada con la medalla Martín de la Cruz en 1998, por la Academia Mexicana de Medicina Tradicional. Contacto: panamary@gmail.com

Juan Manuel Zepeda Del Valle es doctor en ciencias de la educación por la Universidad de la Habana, Cuba. Profesor investigador de la maestría en desarrollo rural regional del Centro Regional Universitario Centro-Norte de la Universidad Autónoma Chapingo. Premio al mérito académico 2018 "Arturo Fregoso" por la dirección de la mejor tesis de la MCDRR 2017. Contacto: manuelzepedaster777@gmail.com

Moisés Blanco Navarro es profesor e investigador de la Universidad Nacional Agraria de Nicaragua, con sede en Managua. Licenciado y maestro en ciencias de la educación. Autor de diversos artículos publicados en revistas nacionales e internacionales. Contacto: moises.blanco@una.edu.ni

APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA SALUD: LA CONTRIBUCIÓN DE AMÉRICA LATINA A LA FARMACIA NATURAL

Notes for the history of health: The contribution of Latin America to natural pharmacy

Resumen: El presente trabajo resalta la contribución de los países Latinoamericanos a la salud del hombre. Muestra la importancia de rescatar el aporte de esta riqueza natural para ser revalorada por el mundo contemporáneo y que se reconozca como una farmacia natural de incalculable valor, que requiere ser conservada y aprovechada consciente y sustentablemente. En la relación armónica del hombre, la naturaleza y la salud, desde sus orígenes a través de la experimentación y la observación, se pudo diferenciar el uso de las especies vegetales que le servían para curarse o alimentarse. Hablar de la riqueza florística de la América latina es referirse al aporte de la América precolombina a la salud del mundo, que en su diversidad de culturas encuentra diversidad de saberes, de prácticas y de recursos terapéuticos naturales, que conforman la gran farmacia que la naturaleza sigue ofreciendo al mundo contemporáneo en beneficio de su salud. Se realizó un estudio, con una revisión documental de los grandes clásicos de la herbolaria, de manera general en el mundo y en América Latina en particular, para identificar las especies vegetales medicinales más representativas de cada región de los países latinoamericanos. Con la información recabada se elaboraron fichas de identificación botánica, sus características físicas y sus usos reportados, para el tratamiento y manejo de malestares y enfermedades. A partir del análisis de los resultados se encontró que, si bien cada continente tiene especies que le son propias, existe evidencia del uso de plantas medicinales en América hace más de 10 mil años. Su aporte a la Salud del mundo es basta, con gran cantidad de especies de tipo alimenticio y medicinal, que hasta antes de la llegada de los españoles el mundo no conocía. Por ejemplo: Cinchona off., Talauma mexicana o Yolozochitl, Tecoma Stans, Myrogylon Peruiferum, Passiflora Incarnata, Cartica papaya y Berberis vulgaris o Axixcozahilispatli, son algunas de las especies más representativas que América Latina ha obsequiado a la salud del mundo.

Palabras Clave: Plantas Medicinales, Latino América, Usos medicinales y salud.

Abstract: This work highlights the contribution of Latin American countries to human health. It shows the importance of rescuing the contribution of this natural wealth to be revalued by the contemporary world and to be recognized as a natural pharmacy of incalculable value, which needs to be conserved and taken advantage of consciously and sustainably. In the harmonic relationship between man, nature and health, from its origins through experimentation and observation, it was possible to differentiate the use of plant species that served to heal or feed. To speak of the floristic richness of Latin America is to refer to the contribution of pre-Columbian America to the health of the world, which in its diversity of cultures finds diversity of knowledge, practices and natural therapeutic resources, which make up the great pharmacy that nature offers to the contemporary world for the benefit of his health. A study was carried out, with a documentary review of the great classics of herbal medicine, generally in the world and in Latin America in particular, to identify the most representative medicinal plant species of each region of Latin American countries. With the collected information, botanical identification cards, their physical characteristics and their reported uses were elaborated for the treatment and management of illnesses. From the analysis of the results it was found that, although each continent has species that are its own, there is evidence of the use of medicinal plants in America more than 10,000 years ago. Its contribution to the health of the world is enough, with a large number of species of food and medicine, that even before the arrival of the Spaniards the world did not know. For example: Cinchona off., Talauma mexicana or Yolozochitl, Tecoma Stans, Myrogylon Peruiferum, Passiflora Incarnata, Cartica papaya and Berberis vulgaris or Axixcozahilispatli, are some of the most representative species that Latin America has given to the health of the world.

Keywords: Medicinal Plants, Latin America, medicinal uses and health.

 

Introducción: Los orígenes del hombre y su relación con la naturaleza

El origen del ser humano se pierde en la noche de los tiempos. En la medida en que la humanidad ha desarrollado sus métodos e instrumentos de investigación, ha podido conocer un poco más sobre el origen y evolución de los seres humanos. Para algunos investigadores, el origen se remonta a no más de 500 mil años y para otros, la humanidad tiene su origen hace más de ocho millones de años. Algunos otros científicos, los más osados, plantean un origen muy remoto, cuyas pruebas están en los descubrimientos paleontológicos que sitúan la presencia de los seres humanos junto a los extintos dinosaurios. Independientemente de la fecha en que apareció el ser humano sobre la faz de la tierra, desde su origen, es seguro, que entró en contacto con el entorno poblado de integrantes del reino animal y vegetal y de alguna forma desarrolló las relaciones de dependencia y coexistencia que hoy se tienen. Por ello, hablar de la riqueza florística del continente Americano es hablar del aporte de la América precolombina a la alimentación y la salud del mundo.

En el proceso de desarrollo de la humanidad, las plantas han acompañado al ser humano en todo momento, tanto para satisfacer sus necesidades de alimentación, como de abrigo, energía, seguridad y, por supuesto, salud. Muchas son las especies originarias de América, que hoy ocupan un importante lugar en las mesas y farmacias del mundo. En esta relación, los seres humanos aprendieron a reconocer el poder medicinal de los vegetales y poco a poco los fueron incorporando a su acervo de conocimientos, a lo que hoy conocemos como saberes tradicionales. Todo esto debido a una estrecha relación del ser humano con la naturaleza, una relación de aprendizaje y respeto, tratando siempre de producir el mínimo impacto del hombre sobre la naturaleza. Hemos convivido con las plantas medicinales desde el principio de los tiempos y conocemos de su poder curativo. Lo anterior, es especialmente cierto en lo que se refiere a las culturas que poblaban América, quienes siempre mostraron, como consta en sus códices, un profundo respeto a la Naturaleza. Gracias a esta relación de respeto y valorización de las diversas expresiones de la Naturaleza, y a través de la observación y la experimentación pudieron diferenciar el uso de las especies vegetales y agruparlas en: Comestibles, Medicinales, Rituales. Así, se puede citar que grandes dignatarios como Moctezuma o Netzahualcóyotl, Incluyeron en sus palacios Jardines botánicos para el estudio y la observación de las plantas (Hayden, 2002). México es el 2º país en el mundo con la mayor biodiversidad vegetal, después de China, que ocupa el primer lugar. Debe observarse que, cada continente tiene plantas que le son propias, las que conocemos como endémicas y forman parte de la riqueza florística de cada región del planeta. En relación con la alimentación, se ha dado un proceso de evolución de la vegetación que nos permite identificar los tres grandes cereales que alimentan al mundo: arroz en el oriente lejano, trigo cercano oriente y Europa y el maíz en América. Cabe señalar, que cuando hablamos de la riqueza medicinal de las plantas, no podemos ignorar el Aforismo de Hipócrates en donde nos recuerda que debemos procurar “…que nuestro alimento sea nuestra medicina y nuestra medicina sea nuestro alimento…”. Así que, al hablar de plantas alimenticias, estamos hablando también de plantas medicinales, pues entendemos que todos los vegetales tienen propiedades curativas. Por ejemplo, el aguacate, que es un alimento muy apreciado en Europa, Norteamérica y desde luego México, tiene un gran valor medicinal para reducir el colesterol y los triglicéridos, además, tomando otras partes del árbol, se tienen diversos remedios para distintas enfermedades. Lo mismo el maíz, cuyos estigmas o pelos de elote no se comen, son de gran valor para el tratamiento del riñón y la vejiga.

 

Metodología

Aquí se plantea la hipótesis de que, América Latina, aparte del maíz, que ha sido de gran valor en la alimentación de diversas poblaciones, aporta a la salud del mundo una gran cantidad de especies de tipo alimenticio y medicinal, que hasta antes de la llegada de los españoles el resto del mundo no las conocía, ni las usaba y que hoy se encuentran en las mesas y las farmacias del mundo. Así, bajo tal hipótesis, el presente trabajo de investigación se propuso como objetivo, demostrar que existen una gran cantidad de especies alimenticias, pero especialmente medicinales, que la América Latina ha aportado al mundo para satisfacer sus necesidades básicas.

Una vez definidos la hipótesis y el objetivo, se procedió a revisar la literatura, especialmente los documentos históricos en donde se hace referencia a diversas especies y la forma en que fueron descubiertas por los españoles, llevadas al viejo mundo y utilizadas para curar sus males. Se incorporan en este análisis anécdotas que le dan sentido didáctico a la publicación, pero que fueron tomadas, con todo rigor, de las fuentes de información consultadas.

Así el método consistió en revisar la bibliografía, principalmente impresa, sobre el origen de diversas especies y su dispersión, particularmente de aquellas especies en donde existía ya cierta información que permitiera suponer que son originarias de América Latina.

Fue un trabajo arduo, que requirió de tiempo y esfuerzo de cada uno de los participantes, pero que permitió integrar esta primera versión del aporte de América Latina a la Salud del Mundo.

 

Análisis y discusión de resultados (aporte de América Latina a la alimentación y la salud del mundo)

El cacao, Theobroma cacao, originaria de México, que alcanzó gran popularidad desde hace ya tiempo, se introdujo en Europa en 1526.  Hoy deleita a los paladares de todos los países del mundo. El Cacao, la materia prima para la fabricación del chocolate, es un árbol de clima tropical, cuyas semillas tenían tanto valor en le época prehispánica, que se usaron como monedas (Fernández y Fernández, 2016).

El tomate Solanum lycopersicum, originaria de una región situada entre Ecuador y Chile, y que ya estaba ampliamente distribuida en Europa hacia 1600. Constituye hoy en día una especie de amplio uso en las cocinas de todo el planeta. Recientemente, en 1995, se ha encontrado que el tomate y sus productos derivados, debido a los carotenoides que poseen, tienen un efecto benéfico sobre la salud, reduciendo el riesgo de cáncer en quienes consumen este producto regularmente, lo cual fue confirmado por un estudio publicado por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, después de revisar 72 trabajos de investigación sobre el tema (Córdova, 1995).

 

Tras analizar 72 estudios sobre la relación entre esta sustancia y el cáncer, un equipo de investigadores británicos y norteamericanos comprobó que, en 57 de ellos, la relación entre un menor riesgo de cáncer y la ingesta de licopeno era completamente segura y en 35, "significativa". Este hallazgo permitió a los científicos concluir que esta sustancia es un poderoso antioxidante que previene la aparición de diversos tipos de cáncer, especialmente de próstata, pulmón y estómago (Muñoz, 2019).

 

El maíz, Zea mais, cuyo centro de origen es bipolar y se localiza por una parte en Perú y por la otra en México, es el cereal más importante en la alimentación de los pueblos de América. Hoy se encuentra difundido en todo el mundo y su aceite y harina son ampliamente utilizados. El maíz, junto con el cacao, el peyote y el tabaco, constituyen las cuatro plantas sagradas de la cultura Huichol de México, a las cuales se les atribuye la propiedad de curar todas las enfermedades del hombre. Todavía en la actualidad, los estilos, parte femenina de la flor del maíz, se utilizan en el tratamiento de los problemas renales (Sacerdote Huichol, 1998).

La papa, Solanum tuberosum, originaria del Perú, Bolivia y Chile, que llegó a Europa en 1570, para 1600 ya se encontraba ampliamente difundida en ese continente y salvó de la hambruna a su población años después, durante una epidemia de cólera porcina. Sin embargo, para el año de 1573 la papa, que ya vivía en tierras europeas: “…aún no era considerada digna de sus mesas. Fue gracias a la llegada de Parmentier, un ex prisionero de la Guerra de los 7 años, que la papa ocupa las mesas europeas. En aquella época se acostumbraba darles a los presos papas para comer ya que se creía que estas eran venenosas y la realidad era que en lugar de morir, los prisioneros vivían y se nutrían con el tubérculo…” (Mann, 2011). Para lograr su propósito, el expresidairio ideó toda una estrategia:

 

Cuando fue liberado, Parmentier decidió dar a conocer los beneficios de este alimento convencido de que podría ser la solución a la hambruna, así que persuadió al rey Luis XVI para que le permitiera cultivar papa en sus tierras. Estratega y casi publicista, Parmentier ideó que para convencer al pueblo de que el alimento era digno de los reyes, cultivaría y custodiaría las papas con la guardia del rey y así generaría curiosidad con la muy vigilada plantación en tierras monárquicas. Al llegar la cosecha, Parmentier dio la orden de que, por las noches, la guardia descuidara la plantación a propósito. Así la gente del pueblo comenzó a robar y por ende a familiarizarse con el preciado tubérculo. Para 1815, la papa era parte de la alimentación básica del norte del continente europeo” (Mann, 2011).

 

El aguacate, palta o abacateiro, Persea americana, cuyo centro de origen se encuentre entre Guatemala y México; además de sus indiscutibles propiedades medicinales, para reducir el colesterol, como antiparasitario y otras; constituye hoy un manjar que se paladea en las mesas más exigentes del mundo.

El camote, Ipomea batatas, ampliamente difundida en el mundo. Fue llevada por Colón a España en 1492, que se utiliza en la alimentación, en la fabricación de bebidas alcohólicas y en otros usos industriales.

El chile, Capsicum spp es otra de las especies muy apreciadas en la alimentación de la América tropical. Recientemente se le han encontrado propiedades bactericidas por los investigadores norteamericanos (El universal, 1999). Sin embargo, la Homeopatía lo utiliza como medicamento desde el año de 1805, fecha en que Hahnemann la introdujo en la práctica homeopática. (Farmacopea Homeopática de los Estados Unidos Mexicanos, 1998)

La flor de jamaica, apreciada en las mesas de México y del mundo por su sabor y utilizada en la preparación de aguas frescas desde antaño, ha sido señalada por los investigadores del Instituto Mexicano del Seguro Social, después de realizadas las investigaciones del caso, como un remedio para los males cardiovasculares (que ocupan los primeros lugares de mortalidad en México y es una importante causa de muerte en el mundo) ya que disminuye significativamente los niveles de colesterol y triglicéridos de la sangre. En los estudios realizados, la flor de jamaica, inclusive, resultó ser superior a los medicamentos más eficaces para la disminución de estos dos lípidos. Por otra parte, la jamaica tiene propiedades antiparasitarias, diuréticas y ligeramente laxantes, además de que ayuda al proceso digestivo y renal y es útil para bajar de peso (Luján, 2005).

Estas son algunas, de la gran lista de especies, que América Latina ha aportado al mundo, la mayoría de ellas con propiedades medicinales (Martínez, 1990).

El cocimiento de las hojas del tomate se usa todavía hoy en día como remedio para eliminar los cálculos renales (Franca, 1979); los estigmas de la parte femenina de las flores de la planta de maíz se utilizan ampliamente en la farmacopea doméstica como sedante o diurética (Schaumber y Paris, 1977); el jugo de papa fresca en ayunas se emplea para tratar la acidez estomacal (Merino, 1991); el cacao constituye un estimulante cardiaco; del camote se están investigando propiedades anticancerígenas y retardadoras del envejecimiento; el aguacate, antaño de propiedades antihelmínticas reconocidas en todo el mundo (Anónimo, 1986) y prohibido para quienes tenían exceso de peso, hoy se le han encontrado propiedades para tratar la obesidad. El aguacate es una fuente de carnitina, sustancia que se encarga de transportar los ácidos grasos al interior de las células, logrando que las grasas se transformen en energía (Serrano, 2010).

Lo mismo que en el caso de las especies alimenticias, la aportación de América Latina a la farmacia mundial, a través de diversas plantas de uso medicinal, es muy basta.

El uso de las plantas medicinales es muy probable que acompañe al hombre desde que puso sus pies sobre la tierra y quizá antes. En América existen evidencias del uso de plantas medicinales hace más de diez mil años (Naranjo, 1979). Sin embargo, muchas de las evidencias del uso medicinal de las plantas no se encuentran documentadas, forman parte de la tradición oral que se trasmite de generación en generación.

El primer texto de medicina indígena escrito fue el códice impropiamente llamado Badiano, el Libellus de Medicnalibus Indorum Herbis escrito por Martín de la Cruz (de la Cruz, 1991), pero las obras que en mayor medida contribuyeron a difundir la herbolaria medicinal indígena fueron los trabajos del médico sevillano Monardes “…que aunque nunca estuvo en tierras americanas, dejó las mejores descripciones (1565) –botánicas- y farmacológicas, aparte de sentar las bases claras de una experimentación farmacológica correcta”  ( Guerra, 1565) y la monumental obra Historia de las Plantas de la Nueva España, escrita por Francisco Hernández, el médico de su majestad Felipe II, rey de España y de las Indias, en la cual se describen 4000 especies de uso medicinal (Hernández, 1942-1946).

Muchas son las especies de plantas medicinales que América ha obsequiado al mundo. A riesgo de omitir algunas de ellas de gran importancia y debido a las limitaciones de este trabajo hablaremos de las más conocidas.

Especial mención merecen, dentro de estos aportes, las plantas a partir de las cuales se producen la quinina y el curare. La quina fue llevada a Europa en el año de 1640.

La quina ya era utilizada por los indígenas antes de la llegada de los españoles, pero su uso se ocultaba a los españoles para que “…no se valiesen de ella para su provecho”.

Esta especie, era conocida por los indios como Yara-Chucchu, cuyo nombre proviene de las palabras Yara, que significa árbol y Chucchu, que quiere decir escalofríos y fiebre, que corresponden a los síntomas del paludismo o de las fiebres terciarias (Simmonds, 1979).

Quienes primero la utilizaron fueron los misioneros jesuitas, motivo por el cual se le conoce como corteza de los jesuitas. Hoy todos sabemos que de la corteza de este árbol se extrae la quinina (Seggiaro, 1971), con la que se trata el paludismo, pero en 1633, “…un sacerdote, el padre Calancha, cita en Las Crónicas de San Agustín que en la región de Loxa (Loja), un árbol de corteza amarga y de color canela produce curaciones maravillosas. Otra versión –y la más difundida- sobre la importancia y popularidad de la quina es que en 1638 la condesa de Chinchón, esposa del Virrey de Perú, cayó enferma de malaria; al saber de su mal, el gobernador de Loja le mandó un paquete de cortezas de quina con lo que se curó” (De Osorio, 2010). De allí viene el nombre de polvos de la condesa, con el que se conocía al preparado de corteza molida y el nombre científico que se asignó a esta especie: Cinchona. Cabe señalar que a pesar de que ya se usaba, no fue sino hasta 1700 cuando se conoció físicamente la especie por los botánicos occidentales. Hoy en día se sigue utilizando esta especie de las Rubiáceas en la farmacopea alopática para el tratamiento del paludismo.

Este medicamento, impropiamente llamado China en la nomenclatura homeopática (Farrington, 1933), fue el medicamento en el cual, Samuel Hahnneman, padre de la Homeopatía, comprobó por primera ocasión su ley de la curación Similia Similibum Curanter, fue con el primer medicamento que experimentó en carne propia los efectos de una droga en el individuo sano. Con este medicamento nació la medicina homeopática, terapéutica que hoy ocupa un importante lugar en el mundo (Vannier, 1974).

El curare es un término genérico en el que se incluyen diversas especies de plantas tóxicas de cuya mezcla se obtiene el nombre del veneno de este nombre (Martínez, 1990). Paracelso decía que la diferencia entre un medicamento y un veneno es solamente la dosis (De Grial, 1976).

Entre las especies más comunes de donde se extrae el curare, están Chondrodendron toxicoferum y Strychnos guianensis, la primera de ellas se distribuye desde Costa Rica hasta Brasil y la segunda entre Brasil y Venezuela. Estas especies aportan un excelente relajante del músculo liso, que actúa en la parálisis espasmódica, en la esclerosis múltiple, en el mal de San Vito y en el mal de Parkinson.

El uso medicinal de la ipecacuana, poaya, bejuquillo o raicilla Cephaelis acuminata es otra de las especies de importancia medicinal que América tropical ha entregado al mundo. Es un arbusto de la familia de las rubiáceas, de cuyas raíces poseen propiedades eméticas, debido a la presencia de dos alcaloides, la emetina y la cefalina (Luja, 1985).

Esta planta originaria de la cuenca amazónica de la América tropical y que se localiza en Brasil, Colombia y Nicaragua, era ya utilizada por los aborígenes, por sus propiedades amebicidas, eméticas, anti-disentéricas, sudoríficas y expectorantes (Salter, s/f). Tiene propiedades laxantes y vomitivas y sus hojas son utilizadas en Colombia para provocar la menstruación (Anónimo, 1986).

Esta planta era utilizada por los hechiceros indígenas desde tiempos prehistóricos. Se difundió en Europa a fines del siglo XVII, cuando el Dr. Adrián Helvetius de Holanda, la empleó contra la disentería; su fama llegó a ser tal, que Luis XIV ofreció concederle honores públicos y una elevada suma si revelaba el secreto (Luja, 1985).

La Ipecacuana forma parte de la Materia Médica Homeopática y constituye uno de los grandes remedios de esta terapéutica.

La Magnolia (Anónimo, 1986), que hoy conocemos con el nombre científico de Magnolia mexicana y que frecuentemente se confunde con la Magnolia grandiflora, fue clasificada como Talauma mexicana en el siglo XVIII, considerando las propiedades tónicas de las hojas y de las flores, como estimulante de gran beneficio para el corazón.La Magnolia mexicana o flor del corazón es una planta que se ha usado por los aztecas desde tiempo inmemorial para tratar enfermedades del corazón. La farmacología moderna utiliza los derivados de este árbol para el tratamiento de la deficiencia cardiaca. También se le emplea para prevenir los ataques de epilepsia y como sedante. La flor seca de esta planta es posible encontrarlas a la venta en los mercados populares.

La tronadora o Tecoma stans (L.) Kunth, descrita por Hernández (1942-1945) en su magna obra de Historia de la Plantas de la Nueva España, mencionada con el nombre nixtamlyxóchitl oapenensi, es otro de los aportes de América a la farmacopea mundial. Esta planta que era utilizada por nuestros ancestros para combatir el mal de azúcar y la gente lo sigue utilizando como un remedio para la diabetes mellitus, para la gastritis de origen alcohólico y la disentería, pero no fue introducida en la farmacia alopática, sino recientemente, a raíz de que se comprobó un efecto hipoglicemiante en presencia del páncreas (Anónimo, 1986).

El Bálsamo de Perú Myrogylon peruiferum (L) Harms, leguminosa de la subfamilia de las papilionáceas es una especie originaria de América tropical, que se puede encontrar desde México, hasta Paraguay, el norte de Argentina y Sao Paulo, Brasil. Esta especie era muy abundante en Centroamérica en donde fue muy importante por su resina, la cual tiene un olor agradable, semejante a la vainilla. Era utilizada con fines medicinales y de perfumería (FAO, 1952).

El bálsamo era y sigue siendo utilizado por los indígenas sudamericanos para la limpieza de los dientes, en tanto que los Incas y colombianos lo usan para detener los sangrados (FAO, 1952) y los indígenas de México y Centro América lo empleaban para tratar las enfermedades de la piel, el asma, el reumatismo y la gonorrea (Dávila, 1981), así como para calmar los dolores por medio de emplastos de follaje caliente. Fue llevado a Europa por los españoles en el siglo XVI y era llevado de la llamada costa del bálsamo, como se conocía en aquel entonces a la región donde se producía la resina y que se localizaba en Guatemala y El Salvador. Su nombre errado, proviene del hecho de que, en tiempos coloniales, el producto era conducido en cubas, en las bodegas de los galeones al puerto de Callao, en Perú para de allí ser llevados a España (Salter, s/f). El bálsamo de Perú o Balsamum peruvianum está incluido dentro de la Materia Médica Homeopática y se utiliza para el tratamiento de las bronquitis agudas y crónicas y la tuberculosis pulmonar (Comet y Pinart, 1904).

Otra de las especies de importancia medicinal es la granadilla, fruto de la pasión, marcujá (maracuyá), parcha o pasionaria, del género Passiflora y que comprende diversas especies como la Passiflora incarnata  y Passiflora edulis, que hoy en día se cultiva intensamente en Hawaii, Australia, África del Sur y Venezuela (León, 1968) para la producción del jugo, que es utilizado para la elaboración de refrescos, helados y dulces, constituye otra de las aportaciones de la América tropical a la farmacopea y alimentación mundial. El fruto es común encontrarlo en los mercados populares de prácticamente todos los países tropicales de América Latina y el Caribe. La Passiflora es un excelente remedio para el insomnio y el nerviosismo, que todavía hoy forma parte de algunos preparados alopáticos; que se mantiene vigente dentro de la Materia Médica de la Terapéutica Homeopática y que forma parte del arsenal de medicamentos que emplea la terapéutica denominada Microdosis, en la que además se le recomienda para las neuralgias, la jaqueca, la menopausia y la fatiga cerebral entre otros padecimientos (Martínez, 1994).

La papaya, fruta bomba, melón de árbol, cuyo nombre científico es Carica papaya, es nativa de América tropical, situándose su origen en México, además de constituir un suculento alimento forma parte del arsenal de recursos terapéuticos de la farmacia mundial. La papaya contiene una sustancia en las hojas y en los frutos, que se encuentra en mayor abundancia antes de alcanzar la madurez el fruto y que es conocida como papaína, “…muy eficaz disolvente estomacal de las sustancias albuminoides, y en consecuencia, de gran eficacia en los procesos digestivos” (Merino, 1979). La acción disolvente de la papaína fue tradicionalmente utilizada por los indígenas para ablandar las carnes duras, quienes las frotaban enérgicamente con el jugo y las dejaban a la intemperie hasta el día siguiente. De allí provienen los ablandadores de carnes que en la actualizada utilizamos. Hoy en día la papaína forma parte de una gran cantidad de preparados alopáticos contra la dispepsia, aplicación en la cual coincide con la terapéutica homeopática.

Por su parte, la Terapéutica practicada por más de 30 mil promotores de salud en México y que es conocida como Microdosis, ha encontrado cierta capacidad de la papaya como antiagregante plaquetario, por lo que se recomienda para evitar la formación de coágulos o trombos; así como ciertas propiedades para disolver el colesterol, por lo que se recomienda, dentro de una serie de usos, cuando hay presencia de este (Martínez y Martínez, s/f).

La Axixcozahilispatli, conocida en el mundo occidental por su nombre científico Berberis vulgaris, que Francisco Hernández, médico e historiador de su majestad, don Felipe II, rey de España, reporta en su magna obra Historia de la Plantas de la Nueva España, es un arbusto de regiones frías, “…adornado de hojas espinosas y como de roble y de flores, según dicen, como de jazmín…” (Hernández, 1942) “La raíz es amarga y amarilla, y el cocimiento de la misma dividida en trocitos dicen que alivia admirablemente los ojos y las enfermedades de los riñones en los que la orina se vuelve sanguinolenta…” (Hernández, 1946), es otra más de las especies originarias de América que se utilizan en el tratamiento de las enfermedades en todo el mundo. La terapéutica homeopática emplea este remedio en el tratamiento de cálculos renales y vesiculares, en el dolor de espalda, la tuberculosis y el mal de orina (Eichsteller, 1982).

El palo santo, guayacán blanco, árbol de la vida o guayacán, Guayacum sanctum, contiene una resina que sirve para curar la sífilis, los reumas y se emplea también como laxante y estimulante. Originario del sur de México, Centro América, las Antillas y el norte de América del Sur, fue conocido por los exploradores a través de las leyendas de los aborígenes antillanos sobre sus propiedades curativas, alcanzando por su prestigio, alto precio en el mercado, ya que en el año de 1517 una libra valía cinco coronas de oro español (Salter, s/f). El cronista Oviedo cita a la provincia de Nicaragua señalando que es “…donde hay muy excelente guayacán”. Usado en la isla española en cocimiento, tomado el árbol joven para curar las bubas (sífilis), siendo además sudorífico, antitusivo y antirreumático (Dávila, 1981).

El mozat, Bidens pilosa, es una más de las especies de esta larga lista. Es conocido con el nombre de amor seco, debido a lo pegadiza de sus semillas, las cuales están provistas de dos aristas en forma de gancho, de donde le viene el nombre bidens, que significa dos dientes. Según relato de Oviedo, que data de 1524, en Nicaragua era muy preciada esta especie por los indios, la cual se majaba y se obtenía una pasta, la que se colocaba sobre las llagas dos veces al día y estas rápidamente cicatrizaban (Oviedo, 1944). El zumo de las hojas cura los dolores de espalda y otras afecciones parecidas.

La caña fístola (fístula), Cassia fistulata, especie propia de las zonas cálidas de la América tropical, aparece en curiosas descripciones de libros de Oviedo y Fray Jacinto Carvajal (Pompa, 1984). De su vaina leñosa se fabrican varios laxantes (Salter,s/f) sus propiedades medicinales eran conocidas ya que se usaba como purgante y depurativo (Dávila, 1981). En la actualidad se le encuentra adornando parques y avenidas de nuestras ciudades y en verano su atractiva floración la hace ser muy llamativa. Es un remedio que se sigue utilizando y se puede obtener sin ninguna dificultad en los mercados populares.

El hombre grande, Quassia amara, originaria de América tropical, se puede encontrar hoy en día en América Central, Brasil y Surinam. Además del uso medicinal que tiene, se aprovecha su madera (Simmonds, 1979). Fue exportada a Europa desde el siglo XVIII e introducida en la farmacopea de Londres en el año de 1788. Tiene diversas propiedades. Se usa como tónico y febrífugo disuelta en agua. Sirve además como insecticida y esterilizante del lúpulo para la cerveza y se usa como ingrediente en las medicinas de patente (Salter, s/f).

La piña, ananás o abacaxi, Ananas comosus nativa de Paraguay y Brasil; la zarzaparrilla Smilax spp. Originaria de la América tropical; el boldo, planta nativa de Chile; el laurel Cordia alliodora, utilizada en la medicina precolombina por tener propiedades antitusivas y antidiarreicas; la ryania, Ryania speciosa, con propiedades insecticidas (Stoll, s/f) conocidas desde tiempos prehispánicos y es utilizada para combatir piojos y pulgas; la sabadilla, nativa de la región que comprende desde México, hasta Colombia y Venezuela y que tiene propiedades insecticidas y es usada para el combate de parásitos externos; el zapote blanco, Casimiroa edulis que se emplea hoy en día para la hipertensión; el roble, Quercus spp., usado por los médicos indígenas para el taponamiento del flujo vaginal (Dávila, 1981); son algunas de las especies de plantas medicinales que  América Latina ha obsequiado al Mundo.

 

Conclusiones

Como se puede observar, una incontable cantidad de especies vegetales, han sido llevadas, de América latina al viejo continente, para tratar sus males y aún se conservan dentro de sus farmacias, especialmente en estos tiempos en que muchas personas están buscando la manera de regresar al uso de las antiguas plantas medicinales. Sin embargo, a pesar de la gran diversidad de especies medicinales de uso potencial que existen en América latina y el Caribe, la terapéutica científica y popular se concentra en el uso de unas cuantas, algunas de las cuales ya se encuentran amenazadas o en peligro de extinción. Hasta ahora se ha explorado solamente el 2% de las plantas existentes (Kumate, 1990) por ese motivo es preciso continuar investigando para diversificar la farmacia alopática y herbolaria y hacer un uso más racional de nuestros recursos bióticos, para no comprometer la biodiversidad existente, garantizando con ello las mismas o mejores posibilidades de desarrollo a las generaciones que están por venir.

 

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