Revista Digital de la Unidad Académica de Docencia Superior,
Universidad Autónoma de Zacatecas, ISSN: 2594-0449.
Villasana Villalobos, Ramiro. (2017). La Prusia del siglo XVII: la acepción de la Ilustración. Revista Digital FILHA. [en línea]. Diciembre. Número 17. Publicación bianual. Zacatecas: Universidad Autónoma de Zacatecas. Disponible en: www.filha.com.mx. ISSN: 2594-0449.
El maestro Ramiro VillasanaVillalobos es docente investigador en la Unidad Académica de Filosofía de la Universidad Autónoma de Zacatecas y estudiante del doctorado en Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana (PNPC). Maestro en Relaciones Económicas Internacionales y Cooperación por la Universidad de Guadalajara (CONACYT) y Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Zacatecas. Contacto: ramiro669@yahoo.com.mx
Resumen: Haciendo revisión de la historiografía del siglo XVIII en la desaparecida Prusia, por medio del presente escrito, se buscarán dar a conocer las diferentes concepciones y propuestas en torno a las formas de proceder en el uso de la razón, en los territorios que ocupa actualmente Alemania. Así, con base en los escritos de los filósofos inmersos en el proceso de Ilustración europea, se pretende exponer un breve fragmento de la filosofía germana, desarrollada en las últimas décadas del décimo octavo siglo de nuestra era.
De igual forma, se dará a conocer el contexto y algunos de los elementos característicos del siglo XVIII como el Contrato Social y la Enciclopedia. Asimismo, serán señaladas algunas posturas para definir la Ilustración como el proceso de mayor importancia en Europa durante el siglo XVIII, tomando como principal eje de apoyo el movimiento filosófico desarrollado en el reino de Prusia. Sumado a ello, se darán a conocer algunas de las concepciones que se han manifestado en torno a la Ilustración, durante el presente siglo y la centuria precedente, exponiendo de forma general algunas inferencias desarrolladas sobre este tema.
En este sentido, entre las temáticas que se darán a conocer en el presente artículo se encuentran: los grados de participación de la Ilustración en la población, propugnados por Moses Meldessohn en su artículo Acerca de la pregunta: ¿A que se le llama ilustrar?; el uso público y privado de la razón en el individuo, señalados por Immanuel Kant y, los indicios para reconocer los pueblos bajo el reinado de la Ilustración, propuestos por Christoph Martin Wieland, en su escrito Seis preguntas sobre la Ilustración.
Palabras clave: Ilustración, Filosofía, Historia, Siglo XVIII, Prusia.
Abstract: By reviewing the historiography of the eighteenth century in Prussia, this writing will shiw the different conceptions and proposals about the ways of proceeding in the use of reason, in the territories which form part of the actual Germany. Thus, based on the writings of philosophers immersed in the process of European Enlightenment, is intended to expose a brief fragment of Germanic philosophy, developed in the last decades of the eighteenth century of our era.
Similarly, this essay will show the context and some of the characteristic features of the eighteenth century as the Social Contract and the Encyclopedia. Also, some positions will be indicated to define the Enlightenment as the most important process in Europe during the eighteenth century, taking as its main support the philosophical movement developed in the kingdom of Prussia. In addition to this, some of the conceptions that have been expressed around the Enlightenment, during the present century and the previous century, will be presented, exposing in general form some inferences developed on this subject.
In this sense, among the topics that will be revealed in this article are: the degrees of participation of the Enlightenment in the population, advocated by Moses Meldessohn in his article On the Question: What does to Enlighten mean?; the public and private use of reason in the individual, pointed out by Immanuel Kant and, the signs to recognize peoples under the reign of the Enlightenment, proposed by Christoph Martin Wieland, which appears in his text Six questions about the Enlightenment.
Keywords: Enlightenment, Philosophy, History, 18th Century, Prussia.
A principios del siglo XVIII, Prusia ocupaba gran parte de los territorios de la actual Alemania y un fragmento de Rusia, luego de haber sido un ducado durante el siglo XVII logró erigirse como reino en 1701, teniendo como primer monarca a Federico I, miembro de la dinastía familiar Hohenzollern.[i]
Cabe señalar que dichos gobernantes se valieron del ejército para poder expandir sus dominios, a través del reclutamiento forzoso que llevó la disciplina militar al ámbito civil, imbuyendo así al país entero con el espíritu del trabajo constante desde los principados que habían ocupado previamente.[ii]
En este sentido, a pesar de no contar con escritores renombrados en la época como Hume, Voltaire, Rosseau o Montesquieu; en los territorios germanos, Christoph Martin Wieland, Moses Mendelssohn e Immanuel Kant, figuraron entre los pensadores que dieron inicio a una nueva etapa en el proceso de Ilustración europea en la cual se buscaría otorgar un horizonte conceptual al término Ilustración en las décadas finales del siglo XVIII.[iii]
Dicha fase, se vería caracterizada por la reflexión de la Ilustración sobre sí misma, a través de la toma de conciencia sobre los cambios que traía consigo este periodo, deviniendo Kant como el escritor de mayor relevancia para la última etapa de la Ilustración dieciochesca.[iv]
El siglo XVIII, en ocasiones conocido como del imperio de la razón, tuvo a bien la generación de importantes transformaciones en la civilización de occidente, entre ellas, la aparición de nuevas relaciones de poder y legalidad, acordes a las necesidades de la Europa Moderna.[v]
Así, fue suscitada la aparición de nuevas formas de gobierno, donde la legitimación para ostentar el poder ya no se determinó por el derecho divino de los monarcas, sino a través del pacto de legalidad ejercido entre los hombres. Esto constituyó una innovadora forma delegacional de la autoridad, desarrollada en un marco de legalidad, sustentado por el contrato entre subordinados y gobernantes.[vi]
En este sentido, para la segunda mitad del siglo XVIII, el filósofo francés Jean Jaques Rosseau expresó lo siguiente: “así como la naturaleza ha dado al hombre un poder absoluto sobre todos sus miembros, el pacto social da al cuerpo político un poder absoluto sobre todos los suyos.”[vii]
No obstante del gran logro político y legal generado en el siglo XVIII, el movimiento Ilustrado se extendió a todos los ámbitos de la vida humana. Un claro ejemplo lo encontramos en la Enciclopedia, compilación que constituyó uno de los mayores logros del siglo XVIII, puesto que con ella pudo concretarse uno de los ideales máximos de la época: poner a disposición de los individuos de la modernidad la síntesis de todos los conocimientos y disciplinas del saber de la época, organizando el conocimiento humano en tres principales ramas: memoria, imaginación y razonamiento.[viii]
“La Enciclopédie no provenía de una visión profética de las revoluciones francesa e industrial sino de su intento por hacer un mapa del mundo del conocimiento según nuevas fronteras, determinadas por la razón y solamente por la razón.”[ix]
Como podemos apreciar, la importancia de la Ilustración la encontramos en el razonamiento, aunque no sería sino a finales del siglo XVIII cuando se dio pauta al razonar en torno al razonamiento mismo, al igual que a reflexionar sobre la Ilustración como un proceso generador de cambios en las estructuras políticas, ideológicas y sociales del periodo. Es este punto en el que nos adentraremos, la última etapa de la Ilustración europea.[x]
En este sentido, para la octava década de la centuria dieciochoesca ya se habían manifestado en toda Europa claras muestras de una época de Ilustración, pero hasta aquel entonces los hombres de su tiempo no conocían con claridad la esencia del proceso del que eran actores, más allá de la Europa salvaje, pagana y cristiana de centurias precedentes.[xi]
Es ahí donde se ubica la importancia de este estudio: el análisis entorno a las reflexiones y los cambios que se manifestaron en la Europa del siglo XVIII, tomando como especial referente quizás uno de los últimos países en arribar a las formas de vida Ilustrada, pero el primero en preguntarse acerca de lo que todos hablaban, vivían y sentían: el reino de Prusia.
Asimismo, cabe señalar que durante el reinado de Federico II, el Estado prusiano manifestó una inclinación a vivir en el ejercicio libre de la opinión. Por tal motivo, tuvo lugar en aquel entonces una tendencia a escribir artículos de la índole más diversa, figurando entre tales la crítica a cuestiones religiosas, políticas y dogmáticas, ya que antes de dicho periodo los jerarcas manifestaron un ejercicio de cierta censura en torno a tales temáticas.[xii]
En cierto modo Federico II figuró como un rey más cercano a los intelectuales y a la población prusiana, siendo estimado por algunos desde la publicación de su obra El Antimaquiavelo, texto en el que se efectúa una crítica a los monarcas absolutistas que, a sus ojos, eran despilfarradores y desinteresados con sus gobernados.[xiii]
Asimismo, es importante mencionar el carácter utilitario y militar que caracterizó a Prusia desde la época de los Hohenzollern, los cuales estimaban que la unificación de los estados alemanes sólo se lograría a través de la ética poblacional del trabajo arduo colectivo y en la lealtad al Estado prusiano, que devino como el reino germano más consolidado en el siglo XVIII. Esta unidad política, destacó hacia aquel entonces por tener un ejército conformado por su población autóctona, diferenciándose de otros imperios que tenían mercenarios de otras naciones en las filas de sus milicias.[xiv]
En este sentido, durante las últimas décadas del siglo XVIII, el contexto ideológico de Prusia, también pretendía la unión y la cohesión identitarias alemanas, desde las esferas académicas e intelectuales, ya que hacia aquel entonces la unidad germana ya no residía mucho en el pasado de estos pueblos, sino en su deseo de alcanzar la gloria en el futuro bajo el liderazgo prusiano.[xv]
Por otra parte, tres años antes del fallecimiento Federico II, tuvo lugar en Prusia una importante controversia generada por uno de los escritos del párroco protestante Johann Friedrich Zöllner, luego de haber redactado un artículo en torno al vínculo matrimonial en la Revista Mensual Berlinesa de 1783. Dicho artículo realizó en sus últimas páginas, una crítica a las confusiones que se esparcían en torno a la Ilustración, donde se planteó por medio de una nota a pie de página el cuestionamiento: ¿qué es la Ilustración?[xvi]
El teólogo J. F. Zöllner, consideró fundamental conocer en qué consistía aquella cosa de la que todos hablaban, sin saber con exactitud a qué se refería (la Ilustración), enunciando lo siguiente: “esta pregunta es casi tan importante como saber ¿qué es la verdad? y aún no he encontrado respuesta en ningún sitio”[xvii]
El primero de los interesados en aclarar la duda de Zöllner, fue el filósofo Moses Mendelssohn, quien en su ensayo publicado en septiembre de 1784 “Acerca de la pregunta: ¿A que se le llama ilustrar?,” dio cuenta de una primer propuesta en torno a la conceptualización del proceso de Ilustración. Así, para Mendelssohn, la Ilustración fue concebida como: “el conocimiento objetivo procedente de la habilidad del individuo para reflexionar razonablemente sobre las cuestiones de la vida humana.”[xviii]
Gracias a esta idea en torno al actuar de las luces en la racionalidad del hombre, es posible concebir Ilustración como un conocimiento reflexivo objetivo; elemento que perduraría como un medio para aspirar a la veracidad científica, no sólo durante la Ilustración, sino también en el positivismo, no obstante de que se encontrase a más de una centuria de distancia, sumando también la subjetividad consciente como parte del diálogo para crear una intersubjetividad que fundamente el razonamiento de diversas mentes.[xix]
Asimismo, en su discurso, Mendelssohn señaló diferentes grados de Ilustración de acuerdo a la posición social y educación de los individuos, exigiendo de esa forma un mayor o menor grado de reflexividad a las personas, de acuerdo a las habilidades, hábitos, educación y cultura de que pudieran participar. “La posición social y la profesión determinan los derechos y deberes para cada uno de sus miembros.”[xx]
De acuerdo con el autor, otro de los aspectos a tomar en cuenta respecto a la Ilustración radicaba en la forma en que debería enseñarse sobre el gusto por el conocimiento y la razón a las personas, puesto que consideraba importante no intimidar a la población, mostrando la innovadora ideología Ilustrada con un lenguaje ajeno a la comprensión y facultades de la sociedad mayoritaria.[xxi]
Finalmente, Mendelssohn consideró a la Ilustración como una tendencia que pretende aprehender a todo sujeto aunque de diferente forma según fuesen las circunstancias, ya que las posibilidades de Ilustración fueron consideradas por el filósofo como distintas para cada persona.[xxii]
En diciembre de 1784, a poco más de un año de que fuese planteada la pregunta ¿Qué es ilustración? en la Berlinische Monatschrift,[xxiii] Emmanuel Kant [xxiv] dio respuesta a la cuestión de Zöllner sin haber leído el escrito elaborado por Mendelson unos meses antes. La respuesta de Kant resultó la de mayor relevancia para la época y a pesar de las críticas a que fue sometido su artículo, su postura constituyó el cimiento para la comprensión del fenómeno de “Ilustración”. En ¿Qué es ilustración?[xxv] Kant enuncia lo siguiente:
La Ilustración es la liberación del hombre de su autoculpable minoría de edad, para servirse de su propio entendimiento sin la guía de otro! ¡Sapere aude¡ .[xxvi]
A través de tal idea, es posible inferir que la propuesta de Kant radicaba en que cada individuo se atreviese a pensar y actuar de acuerdo a su percepción e intelecto, y no acorde a los cánones impuestos por otros. En este sentido, cabe mencionar respecto a la concepción kantiana, que tal sigue siendo la glosa máxima para definir la principal pretensión del movimiento ilustrado, considerando la premisa como un horizonte referencial que es necesario revalorizar y replantear con respecto a nuestro presente.[xxvii]
Sumado a lo anterior, de acuerdo con Ernst Cassirer, la consigna ¡sapere aude![xxviii] que Kant señaló como lema de la Ilustración, se aplica también a nuestra propia relación histórica con ella y en lugar de mirarla despectivamente desde nuestra realidad, debemos volver a medirnos y confrontarnos interiormente con ella.[xxix]
De igual manera, es importante destacar que para Kant cada persona es responsable de su inmadurez y dependencia, cuando la causa de tal no reside en la carencia de entendimiento, sino en la falta de decisión para pensar por sí mismo. Es decir, cada individuo es responsable de hacer o no hacer uso público de su razón privada. Sobre esta situación Kant manifestó lo siguiente: “la pereza y la cobardía son las causas de que una gran parte de los hombres permanezca, gustosamente, en minoría de edad.”[xxx]
Kant realizó una crítica al público en general al enunciar que existen quienes permanecen en dependencia por voluntad propia, y que sabiéndose en posibilidad de cambiar su estado de pasividad al del mundo de las luces, no lo hacen por comodidad propia, sin tomar conciencia de que en su desinterés por la reflexión afectan el progreso de su pueblo y de sí mismos como personas. “Si puedo pagar, no tengo necesidad de pensar; otros asumirán por mí tan fastidiosa tarea.”[xxxi]
Por otra parte, para comprender la actividad de que Kant esperó fuesen partícipes los individuos es necesario entender qué es el uso público de la razón de los mismos. En este sentido, el filósofo germano distingue dos formas de ejercer el pensamiento (uso público y privado) y señala a una de ellas como la única capaz de llevar al progreso del género humano: el uso público de la reflexión individual.
En sí, el uso público de la razón consiste en la exteriorización del pensamiento fuera de la funcionalidad que guardan los sujetos que lo ejercen, el cual le está permitido a todos, no obstante de ser pocos los que se atreven a ejercerlo. Dicho ejercicio, es el único con posibilidad de traer Ilustración a la humanidad según Kant.[xxxii]
Por su parte, el uso privado del razonamiento es cuando el individuo emplea la razón de acuerdo a sus ocupaciones y dentro del deber ser que le corresponde, sobre ello, Kant expresa que a pesar de ser limitado, no retrasa la marcha de la Ilustración, pero tampoco conduce a la aceleración del progreso.[xxxiii]
Posteriormente, Kant expresó en sus escritos como un deber para todos llevar a cabo la empresa de Ilustrar para el progreso colectivo, manifestando la necesidad de libertad de expresión y culto para producir la emancipación de los individuos, generando de ese modo nuevas y diferentes concepciones de la realidad, que, en contraste con la de los otros sujetos, para Kant el cambio sólo se generaría en medio de la crítica y la propuesta.
Prueba de ello, la encontramos en el pensamiento expresado por Kant sobre la filosofía acorde a la Ilustración que él proponía, donde la razón y la autocrítica se hicieron manifiesto en la principal disciplina ejercida por el escritor prusiano; citando textualmente, Kant señalaba: “filosofar, no es enseñar una filosofía hecha, es ejercitar la razón y hacer crítica de sus propios principios.”[xxxiv]
En este sentido, para Kant, el filósofo no es un simple razonador, sino un legislador de la razón humana. Asimismo, el filósofo prusiano enunció que la liberación de la superstición[xxxv] sólo sería posible a través de la permanencia en estado activo de pensamiento y actuación, haciendo uso de la reflexión y siendo cada uno el legislador de sí mismo.[xxxvi]
En abril de 1789 el editor Christoph Martin Wieland[xxxvii] escribió un artículo para su revista “El mercurio teutónico,” el cual tuvo por título “Seis preguntas sobre la ilustración,” dando a conocer en su texto seis respuestas en torno a cuestionamientos sobre el proceder Ilustrado. En este sentido, el filósofo estimó a la Ilustración como la capacidad de discernimiento entre la oscuridad y las tinieblas, el esclarecimiento de las cosas para poder captar la diferencia entre lo bueno y malo de forma imparcial aspirando a cierto grado de verdad en los juicios interpersonales.[xxxviii] Por otra parte, entre los preceptos de su texto destacan:
Realizando una interpretación en torno a las apreciaciones de Wieland, es posible enunciar que para dicho escritor la Ilustración propugna diferenciar lo que pretende la objetividad de lo que tiende a la parcialidad sin fundamento, además de que incita en su artículo a indagar sobre toda clase de temas para realizar incluso críticas de la crítica misma.
Asimismo, son destacables las pautas que el autor otorga para la realización de un método investigativo con pretensiones para un mejor conocimiento de los hechos (¿Ocurrió?, ¿cómo? y ¿cuándo?). Ahora bien, no obstante de que cada una de sus acepciones son apreciaciones relevantes, la respuesta a su sexta pregunta constituye su mayor aportación a la Ilustración en Prusia y el mundo; Wieland enuncia lo siguiente:[xl]
¿En qué consecuencias se reconoce la verdad de la Ilustración?
La ilustración se reconoce cuando todo se vuelve más claro, aumenta la gente pensante, investigadora y amante de la luz, cuando es palpable la reducción de prejuicios, cuando se llega a sentir vergüenza de la ignorancia y la sin razón, cuando se produce un incremento en el deseo de saber al tiempo que se manifiesta un mayor respeto a la naturaleza humana y a todos sus derechos.[xli]
Finalmente, con base en la cita textual de Wieland, es posible concebir las pretensiones que buscaron en la Ilustración los pensadores de la época, cuya principal preocupación radicó en trasformar la población prusiana, encaminándola hacia nuevos estadios de progreso, libertad y bienestar social, que en muchas ocasiones no lograron concretarse, pero que en verdad coadyuvaron en el desarrollo, no sólo de Prusia y de la posterior Alemania, sino de la Europa moderna y contemporánea.
De acuerdo con Agapito Maestre[xlii] la Ilustración constituye un modo de proceder, un mecanismo a través del cual la razón se erige en autonomía frente a cualquier clase de dogmatismo.[xliii] Es decir, la Ilustración se concibe como una ideología en la que se hace manifiesto hacer del razonamiento la mayor vía válida para establecer las formas de organización sociales y regir una comunidad, al igual que para determinar los criterios de verdad o falacia, sin tomar jamás los preceptos discernidos como culminados o inmodificables.[xliv]
Para el filósofo español, la Ilustración trata de someter a crítica la noción misma de crítica, manifestando que únicamente nos está permitido hablar de Ilustración cuándo no se cierre jamás la posibilidad y la capacidad de criticar a la crítica misma, buscando también que la Ilustración a través de su propio movimiento pueda llevar a cabo una Ilustración de sí misma.[xlv]
Asimismo, en ¿El fin de la Ilustración?, el autor señala el atreverse a reflexionar de forma autónoma como una actividad que no puede prescindir de un contexto temporal específico. Es decir que de acuerdo a su percepción hoy en día algunas de las consignas establecidas por pensadores de centurias precedentes continúan siendo vigentes.[xlvi]
Por su parte, para Juan Manuel Pacheco, la Ilustración es considerada como una corriente cultural, limitada a un espacio temporal específico; de modo tal que el movimiento se originó en Inglaterra a mediados del siglo XVII, llegando a su culminación en el siglo XIX, con su llegada a los territorios del continente americano.[xlvii]
En este sentido, la Ilustración erróneamente hizo del razonamiento un instrumento para la resolución de todos los misterios, erigiéndose la creencia de una ya próxima dominación total de la naturaleza por el humano. De igual forma, puesto que se concibió a la modificación del conocimiento como la respuesta a los dilemas del siglo XVIII, también se consideró fallidamente que la felicidad plena de la humanidad se alcanzaría pronto y sencillamente.[xlviii]
Con semejanzas y divergencias a las percepciones sobre la Ilustración de los autores señalados, una de las principales pretensiones de los filósofos del “siglo de las luces” consistió en otorgar un horizonte referencial en cuanto a la forma en que debía actuarse, con el objetivo de que en Prusia existiesen más personas amantes del razonamiento. Por dicha razón, aunque diversos ideales Ilustrados no se hubiesen concretado, este proceso fue concebido como uno de los más relevantes de la historia, tanto para el reino de Prusia, como para Occidente.[xlix]
Para otros, la Ilustración se ha concebido como la culminación de la modernidad, donde el individuo es autónomo, soberano e independiente de tomar sus propias decisiones sin estar subordinado a otras personas o a entes teológicos o metafísicos.[l] Es decir una afirmación de lo humano frente a lo suprahumano, donde lo último es marginado en favor de lo primero.[li]
De igual forma, cabe mencionar que para la última etapa del periodo moderno[lii] tuvo lugar en Europa la consolidación de una visión secular de la realidad, cuyo principal fundamento se encontró en el razonamiento humano y la libertad de pensamiento, dejando de lado a entidades como la providencia, la fatalidad o la fortuna.[liii]
La Ilustración prusiana constituyó uno de los movimientos intelectuales de mayor alcance de su época y no obstante de ser menos conocida que la francesa, hemos aprendido a revalorizarla, no sólo por la reflexión que realizó en torno a los individuos y procesos de su época, sino también por la reflexión que efectuó sobre sí misma, justo antes de que culminara y se diera pauta al nacimiento de otros movimientos artístico-intelectuales como el Romanticismo.
Sin duda nada parte de lo inexistente y fue durante el movimiento Ilustrado donde se sentaron las bases para la realización del método científico, buscador de la objetividad parcial, destacando entre las pretensiones en que convergieron, no sólo los autores abordados en este ensayo, sino también la mayoría de los filósofos y eruditos que vivieron la corriente Ilustrada, a pesar de las divergencias suscitadas entre cada uno de ellos.
De igual manera, la idea de que la verdad es algo cambiante y en construcción, puede considerarse como un elemento propio de la Ilustración, motivo por el cual, un defensor del razonamiento jamás aceptaría como dogma o ley permanente algún supuesto humano, no obstante de que tal fuese fruto de la reflexión y la crítica.
Asimismo, es menester recordar que la pregunta ¿Qué es Ilustración? constituyó mucho más que la búsqueda de un concepto, siendo así la pretensión de una justificación de un proceder y un ideal de vida fundamentado en la razón humana, que cada uno de los filósofos y eruditos prusianos buscaron llevar a cabo a su manera, haciéndolo saber a través de la palabra escrita y de sus actos.
Por tal motivo, desde Prusia, la Ilustración vino a dotar de un propositivo e innovador discurso a la Europa del siglo XVIII, llevando no sólo a difundir el uso de la razón entre los individuos, sino a ejercer públicamente la razón misma entre la crítica y la propuesta, medios en los que habrán de mirar nuevamente aquellas naciones o sujetos que aspiren alcanzar el progreso. En este sentido, me parece que sólo a través de tales prácticas será posible destruir y reconstruir la teoría y la ciencia, con miras hacia percepciones cada vez más precisas, pero que siempre podrán ser falibles.
Por otra parte, considero necesario continuar con el desarrollo de investigaciones sobre la Ilustración desde las diferentes disciplinas humanísticas y sociales puesto que aún hay mucho por esclarecer en torno a dicho proceso, el cual fue desarrollado, al igual que vivido de manera distinta en cada nación hace siglos. Es decir que es relevante analizar de qué manera impactó el movimiento en ciertos espacios y cómo permeó este pensamiento en territorios como la Europa del este o en los países ibéricos.
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[i] LARROYO, Francisco, “Estudio introductorio,” en KANT, Immanuel, Crítica de la Razón Pura, México, Ed. Porrúa, 2002 (1ra ed. 1787), p. XIII.
[ii] KAHLER, Erich, Los Alemanes, México, Ed. FCE, 1977, pp. 300-308.
[iii] MAESTRE, Agapito, ¿Qué es Ilustración?, Madrid, Ed. Tecnos, 2007, pp. XLII-XLV.
[iv] Ibid, pp. XLI, XLII.
[v] ZARTMAN, William y TOUVAL Saadia, International Cooperation, Reino Unido, Ed. Cambridge University Press, 2010, pp. 22-24.
[vi] ROUSSEAU, Jean Jaques, El contrato social, México, Ed. Tomo, 2005 (1ra ed. 1762), pp. 38-39.
[vii] Ibid., p. 39.
[viii] DARTON Robert, El negocio de la Ilustración, FCE, México, 2006, pp. 8-9.
[ix] FORNERO Giovanni, ABBAGNANO Nicola, et. al. Diccionario de filosofía, México, FCE, 2004, p. 370.
[x] MAESTRE, Agapito, op. cit., pp. .XIII, XVII.
[xi] Ibidem.
[xii] VALLEJO Mejía, Pablo, Historia de las relaciones internacionales: desde las guerras del Peloponeso hasta las guerras del opio, Colombia, Ed. Universidad Eafit, 2006, p. 112.
[xiii] HOHENZOLLERN, Federico II de Prusia, El Anti-Maquiavelo, Ed. Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1995 (1ra ed. 1740), pp. 67-69.
[xiv] KAHLER, Erich, op. cit., pp. 303-305, 321-326.
[xv] Ibidem.
[xvi] ZÖLLNER Friedrich Johann, “¿Es aconsejable, en lo sucesivo dejar de sancionar por la religión el vínculo matrimonial?”, en MAESTRE Agapito, ¿Qué es Ilustración?,” Madrid, Ed. Tecnos, 2007 (1ra ed. 1783), p. 8.
[xvii] Ibidem; PIMENTEL, Juan, BARONA Vilar, Josep Lluís, MOSCOSO, Javier, La ilustración y las ciencias: para una historia de la objetividad, España, Ed. Universitat de València, 2003, p. 72
[xviii] MENDELSSOHN Moses, “Acerca de la pregunta: ¿A qué se llama ilustrar?,” en MAESTRE Agapito, ¿Qué es Ilustración?”, Madrid, Ed. Tecnos, 2007(1ra ed. 1784), p. 12.
[xix] MAESTRE Agapito, op. cit., pp. XV-XVI.
[xx] MENDELSSOHN, Moses, op. cit., pp. 13-14.
[xxi] REYES Mate, NIEWÖHNER Friedrich, La Ilustración en España y Alemania, Barcelona, Ed. Anthropos, 1989, pp. 15-16
[xxii] Ibidem.
[xxiii] Revista Mensual Berlinesa
[xxiv] Filósofo alemán. Es el primero y más importante representante del idealismo entre los alemanes, es considerado uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna, del último período de la Ilustración y su filosofía.
[xxv] KANT, Immanuel, “¿Qué es la Ilustración?,” en Filosofía de la historia, México, Ed. Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 25.
[xxvi] FOUCAULT, Michel, Sobre la Ilustración, España, Ed. Tecnos, 2003, p. 75; KANT Immanuel, op. cit., p. 25.
[xxvii] Ibidem
[xxviii] Piensa por ti mismo.
[xxix] CASSIRER Ernst, Filosofía de la Ilustración, FCE, México, 1984, p. 15.
[xxx] KANT, Immanuel, “Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?,” en MAESTRE Agapito, ¿Qué es Ilustración?”, Madrid, Ed. Tecnos, 2007 (1ra ed. 1784), p. 17.
[xxxi] Ibid., p. 18.
[xxxii] KANT, Immanuel, En defensa de la Ilustración (tr. Javier Alcoriza), España, Ed. Alba, 2007 (1ra. ed. 1798), pp. 65-66.
[xxxiii] Ibidem.
[xxxiv] KANT, Immanuel, Crítica de la Razón Pura, Ed. Porrúa, 1982 (1ra ed. 1781), México, p. LIII; Ibidem.
[xxxv] Prejuicio que conlleva a la necesidad de ser conducido por otros y por lo tanto a actuar de forma pasiva.
[xxxvi] KANT, Immanuel, “Del Sensus Comunis, a la Capacidad de Juicio,” en MAESTRE Agapito, ¿Qué es Ilustración?”, Madrid, Ed. Tecnos, 2007 (1ra ed. 1795), p. 27.
[xxxvii] Catedrático de filosofía de la Universidad de Erfurt, de un racionalismo abstracto, fue el fundador del periódico literario “El mercurio teutónico” en 1773.
[xxxviii] WIELAND Christoph Martin, “Seis preguntas sobre la Ilustración,” en MAESTRE Agapito, ¿Qué es Ilustración?, Madrid, Ed. Tecnos, 1999 (1ra ed. 1789), pp. 45-48.
[xxxix] Ibid., pp. 45-47.
[xl] Ibidem.
[xli] Ibid, p. 49.
[xlii] Filosofo español nacido en 1954, catedrático de filosofía política en la Universidad Complutense de Madrid.
[xliii] MAESTRE, Agapito, op. cit., pp. XII-XIII.
[xliv] Debido a que la verdad es cambiante un seguidor de la Ilustración jamás aceptaría como dogma o ley permanente alguna proposición, no obstante de haber sido el fruto de la reflexión y la crítica.
[xlv] MAESTRE, Agapito, “¿El fin de la Ilustración?,” en REYES Mate, NIEWÖHNER Friedrich (coords.), La Ilustración en España y Alemania, Barcelona, Ed. Anthropos, 1989, p. 28
[xlvi] Ibid., p. 26
[xlvii] PACHECO, Juan Manuel, La Ilustración en el Nuevo Reino, Caracas, Ed. Universidad Católica Andrés Bello, 1975, pp. 5, 9,10
[xlviii] Ibidem.
[xlix] MAESTRE, Agapito, ¿Qué es… pp. XXXVI-XXXIX.
[l] GONZÁLES Barroso, Antonio, La historia y la teoría del caos, México, Ed. Universidad Autónoma de Zacatecas, México, 2005, p. 91
[li] CRUZ Cruz, Juan, Filosofía de la Historia, Ed. Universidad de Navarra, Pamplona, 2002, p. 135
[lii] Entiéndase la edad o periodo moderno, como la etapa histórica que se enmarca entre finales de la Edad Media y los inicios de la época Contemporánea; aproximadamente del siglo XV al s. XVIII.
[liii] GONZÁLES Barroso, Antonio, op. cit., p. 91.