Revista Digital de la Unidad Académica de Docencia Superior,
Universidad Autónoma de Zacatecas, ISSN: 2594-0449.
Guerrero Sandoval, Óscar Eduardo, Pesci Gaytán, Ernesto y Capetillo Medrano, Carla Beatriz. (2018). La educación a distancia: orígenes, características y nuevos retos. Revista Digital FILHA. [en línea]. Diciembre. Número 19. Publicación bianual. Zacatecas, México: Universidad Autónoma de Zacatecas. Disponible en: www.filha.com.mx. ISSN: 2594-0449.
Óscar Eduardo Guerrero Sandoval es profesor de la Unidad Académica de Docencia Superior de la Universidad Autónoma de Zacatecas y estudiante del programa doctoral en Filosofía con orientación en comunicación e innovación educativa en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Es colaborador del cuerpo académico #150 " Cultura, Currículum y Estudios Institucionales" de la UAZ. Contacto: jhiur1@gmail.com
Ernesto Pesci Gaytán es egresado de la maestría en filosofía e historia de las ideas de la Universidad Autónoma de Zacatecas es docente investigador de la Unidad Académica de Docencia Superior de la Universidad Autónoma de Zacatecas, fue director de la mencionada Unidad, fue ganador del Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico de Zacatecas PECDAZ, es autor del libro: El Multivium de lo Virtual. Contacto: ernesto.pesci@gmail.com
Carla Beatriz Capetillo Medrano es docente-investigadora de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Doctora en Ciencias de la Educación por la UAdeC. Formadora de docentes, investigadores, tutores y estudiantes. Experiencia en Comunicación en Educación e Investigación en Educación. Cuenta con Perfil PRODEP. Responsable de la MHPE y Líder del Cuerpo Académico UAZ-CA-150 (Consolidado). Ponente en diversos foros nacionales e internacionales. Contacto: betycapetillo@hotmail.com
Resumen: educar de la forma tradicional dentro de las universidades e instituciones educativas en un mundo que se encuentra en constante evolución, es el equivalente a pretender que disciplinas como la medicina, la arquitectura o las ingenierías sigan utilizando los métodos con los que trabajaron durante la década de los cincuenta. Es evidente que nuestro entorno se encuentra en constante evolución y que desde hace un par de décadas, estos cambios se han hecho cada vez más evidentes. Solo basta con echar un vistazo a nuestro alrededor para darnos cuenta de cómo la tecnología se ha vuelto un factor que influye notablemente dentro de la vida cotidiana de las personas al grado de llegar a transformar sus entornos y hacerlos replantearse las maneras de realizar sus actividades cotidianas y de trabajo. Sin embargo, en los escenarios educativos esta realidad no es tan evidente ni se transforma con la misma velocidad. Dentro de algunas universidades e instituciones aún se puede observar cierta resistencia hacia el uso de nuevas tecnologías y una negativa todavía mayor (principalmente en los profesores de mayor antigüedad) en la implementación y el uso de la educación a distancia (EaD) dentro de sus áreas de trabajo. Lo anterior, debido probablemente a que históricamente esta modalidad se considera una forma de educación inferior y de baja calidad frente a las ventajas y virtudes que brinda la educación presencial o tradicional. Todo esto a pesar de que, sin duda, la EaD coadyuva desde sus inicios para disminuir los problemas y desigualdades que los sistemas educativos tradicionales enfrentan a nivel mundial respecto a la creciente demanda de oportunidades por parte de los estudiantes que pretenden continuar sus estudios principalmente dentro del nivel medio superior.
Palabras clave: Educación a distancia, Desarrollo de la educación, Tecnologías de la información.
Abstract: to continue educating in the traditional way within the universities and educational institutions in a world in constant evolution, is the equivalent of pretending that disciplines such as medicine, architecture or engineering continue to use the methods with which they worked during the decade of the fifties. It is evident that our environment is in constant evolution and that for a couple of decades, these changes have become increasingly evident. It is enough to take a look around us to realize how technology has become a factor that significantly influences people's daily lives to the point of transforming their environments and making them rethink the ways of carrying out everyday activities and jobs. However, in educational settings this reality has not been as evident nor has it been changing with the same speed. Within some universities and institutions you can still see some resistance towards the use of new technologies and an even greater refusal (mainly among older teachers) about the implementation and use of distance education. This, probably due to the fact that historically this modality has been considered a form of inferior education and low quality compared to the advantages and virtues offered by face-to-face or traditional education. All this despite the fact that, undoubtedly, distance education has collaborated since its inception to reduce problems and inequalities that traditional education systems face worldwide in relation to the growing demand of opportunities by students who intend to continue their studies mainly within the upper middle level.
Key words: Distance education, Development of education, Information technology.
La mayoría de los sistemas educativos a nivel mundial se encuentran excedidos en sus espacios físicos debido principalmente al número creciente de estudiantes que solicitan el ingreso a sus programas. Año tras año, miles de aspirantes quedan fuera de los sistemas tradicionales de enseñanza por la imposibilidad de las escuelas para ofrecerles espacios dentro de sus aulas y programas de estudio. Tan solo en el año de 2016, la Universidad Autónoma de México (UNAM), dejó fuera de sus 118 programas académicos a casi 196,000 aspirantes teniendo la capacidad de admitir a solo 16,958 estudiantes quienes representaron el 8.6% del total de todas las solicitudes de ingreso (Olivares, 2016).
Es fácil imaginar que si la máxima casa de estudios (con un presupuesto de casi 41 mil millones de pesos en 2017), tiene problemas para poder admitir a todos sus aspirantes dentro de los diferentes programas que ofrece, otras universidades e instituciones públicas en México también se ven rebasadas por el creciente número de solicitudes que año con año reciben presentando esencialmente los mismos problemas de espacio y presupuesto. En América Latina el panorama tampoco es alentador, un estudio realizado por el Banco Mundial en el 2016 señala que uno de cada cinco jóvenes de entre 15 y 24 años de edad no estudia ni trabaja, lo que representa 20 millones de jóvenes en el continente (De Hoyos, Halsey & Székely, 2016, p. 1).
Si se parte de la premisa de que las personas aprenden continuamente y que sólo es necesario que exista “la necesidad” (Morduchowicz, 2003), esta modalidad surge como una alternativa real para hacer frente a varios de los problemas que se presentan desde hace décadas dentro de los sistemas educativos tradicionales a nivel mundial. En este sentido, gracias a los avances que la tecnología ha tenido durante las últimas décadas y a la aparición de Internet, la EaD se sitúa como una modalidad cada vez más aceptada en el medio universitario y en la educación continua (Escamilla, 2011).
De esta forma, los avances permiten que a través de esta modalidad se pueda alcanzar una cierta igualdad de oportunidades para los aspirantes que pretenden cursar los siguientes niveles educativos, inclusive para los que se encuentran en lugares distantes o con una actividad laboral que les impida asistir regularmente a clases. Aunado a esto, puede observarse como las formas de enseñar y aprender cambian en el mundo entero, estos cambios van más allá del aula de clases, lo que permite que los estudiantes (independientemente de la zona geográfica en la que se encuentren) puedan acceder a cursos de calidad y con validez oficial sin necesidad de trasladarse grandes distancias o abandonar sus empleos por el estudio.
Sin embargo, la realidad es que a pesar de todas las ventajas que supone la implementación de la EaD, las resistencias persisten, y se tienen opiniones muy diversas de lo que es realmente esta modalidad. Dichas percepciones pueden ser originadas debido al desconocimiento de lo que es realmente la EaD, sus orígenes y la evolución que ésta ha tenido a través del tiempo, por lo que se vuelve necesario legitimar esta modalidad haciendo un breve repaso por sus inicios y principales características.
Para algunos teóricos, los orígenes de la EaD se remontan a las épocas de la civilizaciones Sumeria, Egipcia y Hebrea a través de las cartas instructivas, igualmente señalan que podemos observar más ejemplos en las culturas griegas y romanas con las cartas científicas y los escritos de Cicerón, Horacio y Séneca (García,1999). Por tal motivo, consideran que la educación a distancia ha existido desde que se escribieron las primeras cartas con carácter informativo como lo son las epístolas de Platón a Dionisio y las cartas de Plinio el viejo a Plinio el joven.
A pesar de todos éstos antecedentes, Battenberg citado en García (1999), refiere que la mayoría de los expertos señalan que el comienzo de la educación a distancia se da en el siglo XVIII, concretamente en 1728 con la publicación de una anuncio en la Gaceta de Boston en donde el profesor Caleb Philipps ofrecía material de enseñanza y tutorías por correspondencia. Cien años después, Suecia publicó en su periódico Lunds Weckobland en donde puso un anuncio que ofrecía la oportunidad de aprender redacción por correo postal.
Para 1840, en Inglaterra Isac Pitman hace el primer intento de ofrecer educación a distancia a través del Penny Post (Servicio postal por un penique), donde enviaban materiales para estudiar distintas profesiones. Gracias a la buena aceptación por parte de los estudiantes, éste servicio se formalizó con la fundación de la Phonographic Correspondance Society (Barberá, 2006).
En Alemania, el estudio por correspondencia fue establecido por Charles Toussaint y Gustav Langensheidt, quienes enseñaban lengua francesa impartiendo probablemente las primeras clases con material diseñado para el auto estudio y fundando además el primer instituto para enseñar lenguas extranjeras por correspondencia (García, 1999).
Hacia finales del siglo XIX, Japón y Estados Unidos también comienzan a incursionar en este tipo de enseñanza, que dependía casi totalmente del correo postal y dentro de la cual ya es posible comenzar a observar cursos sobre la minería y la prevención de accidentes entre otros.
En 1873, Eliot Ticknor fundó la Society to Encourage Studies at Home, una sociedad en Boston que promovía el estudio en casa y que atrajo a más de diez mil estudiantes (Barberá, 2006).
En 1891 se creó en la Universidad de Chicago un departamento con el fin de ocuparse de la organización, ejecución y desarrollo de los estudios por correspondencia. Al respecto Barberá (2006), comenta que este departamento llegó a tener tan buen éxito pues cada año al menos 125 instructores enseñaban alrededor de tres mil alumnos matriculados distribuidos en 350 cursos.
Ya en el Siglo XX, la EaD comienza a tomar un auge mayor al introducirse en un medio de comunicación masiva como la radio, y para 1917 la Universidad de Wisconsin comienza a experimentar con una emisora de radio que años después (1922) logrará transmitir una serie de programas educativos al igual que la Universidad de Minnesota.
Para 1927, la BBC británica inauguró las posibilidades de la radio en el ámbito de la enseñanza, aunque inicialmente sus destinatarios eran los escolares a quienes se les ofrecían programas para completar lo visto en clases. Por otra parte, Para 1947 la radio de la Sorbonne en Paris comenzó a transmitir con regularidad sus clases magistrales de casi todas las materias literarias de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de París (García, 1999).
Ya para 1938 se realiza la “Primera Conferencia Internacional sobre Educación a Distancia” en la ciudad de Victoria, Canadá. Al siguiente año (1939), se fundó en Francia el “Centro Nacional de Enseñanza a Distancia”, cuya función inicial fue atender a los niños que tenían que huir de la guerra hacia otros países abandonando también sus escuelas (Barberá, 2006). Como puede observarse la EaD comenzó a estar presente en todas partes y a tener una mayor aceptación por parte de las instituciones y universidades.
Un hecho trascendental fue la creación en 1946 de la primer Universidad Distancia (UNISA) a nivel mundial en Sudáfrica. La decisión de esta universidad de impartir sus clases magistrales a distancia trajo consigo un cambio fundamental en la manera en la que la EaD se practicaba en gran parte del mundo (Barberá 2006).
Aunado a estos cambios, podemos observar la irrupción de la televisión en 1956 en la dentro de esta modalidad, con la transmisión de programas educativos a través del “Chicago TV Collage”. Particularmente 1971 fue un año importante para la EaD, ya que ese año se fundaría en Inglaterra la Universidad de Enseñanza a Distancia “Open University”, que ofrecía el título completo a sus estudiantes.
La Open University aportó un aumento de prestigio a la educación a distancia y estimuló el establecimiento de instituciones similares en naciones industriales como Alemania Occidental, Japón y Canadá y en naciones menos desarrolladas como Sri Lanka y Pakistán (Barberá, 2006, p. 410).
Ese mismo año la State University of New York, estableció un nuevo College, el “Empire State Collage” el cual nació con el objetivo de ofrecer programas de educación alternativa. Por otra parte, en 1973 nace en España la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) con los propósitos de brindar de manera no presencial educación superior a los jóvenes que por varios motivos no pudieron cursar sus estudios de forma tradicional además de ser un instrumento para la igualdad de oportunidades en la educación superior (Arboleda, 2005).
El avance tecnológico que se tiene en las últimas décadas y el desarrollo de las redes de comunicación a través de la llegada de Internet son la base para que esta modalidad de educación adquiera un auge cada vez mayor que sin duda favorece la construcción del conocimiento y el desarrollo del carácter cognoscitivo de las actividades formativas (Hernández, 2003).
Una de sus principales características es el distanciamiento físico entre el profesor y el alumno, en los sistemas de EaD el tiempo y distancia adquiere un nuevo matiz ya que el estudiante accede a su curso o materia a cualquier hora del día o de la noche desde la comodidad de su casa, empresa u oficina. Otra característica más es la posibilidad de obtener tutorías o apoyos on-line donde el estudiante interactúa con el asesor por medio de mensajes o videoconferencia previamente concertadas. La utilización de los medios electrónicos es otra característica más ya que se emplean plataformas virtuales, libros digitales, apuntes on-line, material visual, cursos MOOC, acceso a tutores entre otros.
En esta modalidad de educación, las edades y las ocupaciones de los estudiantes no son limitaciones además de que los criterios de selección son menos exigentes que en la contraparte escolarizada (Díaz y Esteban, 2011). Anteriormente, la necesidad de trabajar de los adultos los marginaba de la posibilidad de seguir instruyéndose, en esta modalidad no es así, por lo mismo el grupo de alumnos es muy heterogéneo debido a las edades y ocupaciones (Corrales, 2008).
La EaD les permite a los estudiantes ingresar de forma más fácil a cursos o materias en las cuales habría un cupo limitado si se tratase de un curso presencial, además éstos alumnos se encuentran regularmente en lugares lejanos trabajando en horarios que les impiden asistir a una escuela presencial.
Otra característica que se puede observar es que el alumno es quien debe gestionar la generación de su formación por lo que, si bien las instituciones deben brindar programas educativos de calidad, al tratarse de un proceso con bastante autonomía la responsabilidad reposa en el alumno. Por otra parte, el estudiante cuenta con una gran variedad de medios y materiales elaborados específicamente para fomentar el auto aprendizaje (Corrales, 2008).
Una característica más de esta modalidad es la capacidad para ofrecer los mismos programas que ofrece la educación tradicional pero con el plus de estar al alcance de poblaciones e individuos que se encuentren a grandes distancias, en prisión, jubilados o trabajando.
La etimología de la palabra “profesión” proviene del latín professio-onis, que significa acción y efecto de profesar o ejercer, puede definirse como una actividad permanente, ejercida mediante el dominio de un saber especializado que sirve de medio de vida pero además, determina el ingreso a un grupo social determinado (Campos, 2011).
Tomando esta definición como referencia se puede inferir que para poder ser un docente a distancia no basta con tener conocimientos sobre determinadas ciencias o ser un especialista de algún tema, sino que además se le exige al docente que tenga un dominio de la nuevas tecnologías y sea un facilitador de contenidos.
La misión de un maestro es lograr aprendizajes significativos en los estudiantes mediante un proceso educativo. El docente que pretenda transmitir el conocimiento dentro de esta modalidad debe primero convertirse en un especialista de las tecnologías a distancia. Un profesor que está preparado para ejercer su tarea pone en alto una serie de compromisos que no son otra cosa que las obligaciones contraídas con la sociedad, con la institución y con los estudiantes. Y estos compromisos deben derivar o concentrarse en una serie de actitudes y conocimientos que deberán interiorizar (García, 2014). El problema radica en que no esta definido o al menos lo esta poco, quien ha de ser el profesor o formador de enseñanza a distancia, cuál su perfil y funciones específicas (García, 2014).
Para Freixas & Ramas (2015), debemos partir de la premisa entonces de que:
Es una realidad que los diferentes miembros de la comunidad educativa requieren nuevas formas y habilidades para enfrentar los cambios, tanto tecnológicos como pedagógicos, que están ocurriendo; y, por su parte, las instituciones proponen que el profesorado asuma los retos que estos cambios demandan . En consecuencia es menester que las instituciones de educación proporcionen los diferentes recursos, además de la estructura necesaria, para desempeñar la tarea educativa de la mejor manera (p.6)
Según Mishra y Koehler citados en (García, 2014), los tres tipos de conocimiento que deben tener los docentes a distancia son el conocimiento tecnológico, el conocimiento disciplinar y el conocimiento pedagógico. Si estos tres conocimientos se integran, entonces se producirá una mejora de calidad. Al respecto, Stephenson citado en García (2014), menciona que los problemas a lo que el docente se esta enfrentando es el hecho de que esta aplicando metodologías pedagógicas clásicas pero utilizando los desarrollos más evolucionados de las TIC.
Para que esta modalidad se fortalezca en nuestro entorno es necesario que principalmente los docentes miren bajo otra perspectiva esta modalidad de trabajo que esta encaminada en todo momento a fortalecer a la educación. Estar abierto a sus nuevos saberes y apostarle a una consolidación y reconocimiento por parte de las universidades, instituciones y sociedad en general.
En este sentido, queda claro que aún hay algunos docentes que a pesar de tener toda esta información a la mano, aún se resisten a la implementación de la educación a distancia en sus áreas de trabajo ya sea por desconocimiento de cómo funcionan las nuevas tecnologías o por un miedo arraigado de perder su empleo por no ser capaces de dominar esta modalidad. Afortunadamente esa resistencia va a la baja y actualmente ya es posible observar que la mayoría de los docentes son innovadores y buscan implementar constantemente métodos diferentes que les permitan mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje.
La EaD siempre ha estado ligada a los cambios tecnológicos por lo que prácticamente todos los días esta sujeta a innovaciones dentro de todas sus áreas. Como lo podemos observar, desde sus inicios en la antigüedad, pasando por la época dorada de la radio y la televisión hasta actualmente encontrarse inmersa dentro de la gran red de redes (Internet), la EAD todos los días evoluciona.
El auge que en las últimas décadas han tenido las tecnologías de la comunicación sin duda revoluciona las formas en que interactúan las personas entre sí y con sus entornos. Dichos avances facilitan que otras disciplinas y áreas del conocimiento tengan un crecimiento exponencial. En este sentido, la educación (aunque no con la misma rapidez) presenta igualmente cambios en cuanto al manejo de las tecnologías dentro de las aulas y en la implementación de la EaD dentro de las universidades e instituciones. Con la llegada de Internet, esta modalidad resurge nuevamente presentándose como una posibilidad seria y formal para que el estudiante y el profesor puedan interactuar y compartir información desde el sitio donde se encuentre cada uno través de la red.
La Educación a Distancia no está destinada a resolver las dificultades que dependen de una suerte de problemáticas y encrucijadas en las que no solamente actúa la educación, pero tampoco debe considerarse como un simple ejercicio de simulación con el que los individuos obtienen títulos baratos y de baja calidad. (Freixas y Ramas, 2015, p. 1)
Por otra parte, se reconoce que actualmente los jóvenes se encuentran en contacto con las tecnologías mucho antes de aprender a leer o escribir, motivo por el cual tienen la facilidad de acceder a contenidos, compartir información e interactuar con otros jóvenes de manera rápida y fácil a través de la red, habilidades que sin duda los sistemas educativos deben aprovechar.
En definitiva y como se observa, a través del tiempo la educación a distancia llegó para quedarse y su futuro es prometedor. De entrada permite superar problemas como la falta de infraestructura, la distancia y el tiempo, lo que representa una enorme ventaja para esta modalidad respecto a épocas anteriores. Nunca antes en la historia ha sido tan fácil el estar conectado y poder enviar o recibir información a una velocidad casi instantánea. Sumado a esto, la tecnología actual constantemente mejora, lo que permite hacer uso de herramientas cada vez más avanzadas brindándole al alumno y al profesor la oportunidad de compartir información y tener retroalimentación a pesar de que muchas veces se encuentran separados por cientos de kilómetros.
El sacar un buen provecho de esta modalidad en el proceso de enseñanza aprendizaje dependerá entonces en gran medida del buen diseño que realice el docente en sus programas y del uso adecuado de las tecnologías que tenga a la mano. Saber qué es lo que necesita y quiere aprender el alumno es clave para poder desarrollar cursos de calidad con contenido creativo e innovador en donde pueda observarse en todo momento el progreso que se da en la comprensión de los temas y su forma de trabajarlos.
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