Revista Digital de la Unidad Académica de Docencia Superior,
Universidad Autónoma de Zacatecas, ISSN: 2594-0449.
Castillo Pérez, Nydia María y Rodríguez Anido, Julio. (2018). Del paradigma de la red al empoderamiento estudiantil. Revista Digital FILHA. [en línea]. Julio. Número 18. Publicación bianual. Zacatecas: Universidad Autónoma de Zacatecas. Disponible en: www.filha.com.mx. ISSN: 2594-0449.
Nydia María Castillo Pérez es docente investigadora Universidad Autónoma de Zacatecas, UADS, Programa PNPC, Conacyt, MIHE, Perfil PRODEP, miembro del Sistema Nacional de investigadores, SNI, Conacyt. Correo electrónico: nmcp@hotmail.com
Julio Rodíguez Anido es docente investigador Universidad Autónoma de Zacatecas, UADS, Programa PNPC, Conacyt, MIHE, Perfil PRODEP, miembro del Sistema Nacional de investigadores, SNI, Conacyt. Correo electrónico: juroan04@gmail.com
Resumen: La era de la globalización representa la unión de los mercados, las finanzas y las comunicaciones lo que crea de forma intrínseca una dinámica laboral que promueve cambios sustantivos en la comprensión del mundo, la formación de la fuerza profesional y la capacitación de la mano de obra. Esos procesos reclaman de manera natural la incorporación acelerada de nuevos conocimientos científicos y de renovados procesos tecnológicos, así como la inversión en las universidades para dar a los estudiantes la oportunidad de estar al nivel de formación de los países altamente industrializados.
Palabras claves: Papel de la Red, internacionalización, empoderamiento estudiantil.
Summary: The era of globalization represents the union of markets, finance and communications, which intrinsically creates a labor dynamic that promotes substantive changes in the understanding of the world, the formation of professional strength and the training of the workforce. These processes naturally demand the accelerated incorporation of new scientific knowledge and renewed technological processes, which come essentially from highly industrialized countries.
Keywords: Network´s role, internationalization, student empowerment.
Las ideas no duran mucho. Hay que hacer algo con ellas.
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) Médico español.
El siglo XX fue escenario de múltiples cambios a nivel económico, social, político, cultural y organizacional. Una época marcada por confrontaciones bélicas, depresiones económicas y un exacerbado auge científico tecnológico que toma como base la infraestructura legada por las revoluciones científico industriales precedentes. Una vez más, la audacia, inteligencia y creatividad del hombre lo llevan a construir un complejo engranaje productivo que trasciende las sofisticadas maquinarias existentes para crear un sistema de relaciones productivas de naturaleza planetaria, ahora viabilizado por la remarcable revolución de las tecnologías de la comunicación y la información (Caro, 2001; Rodríguez Anido, 2006; Castillo Pérez, 2005). Ese nuevo perfil organizacional y tecnológico amplía la eficacia y rentabilidad de los mercados, creando y promoviendo la cultura del consumo de bienes y servicios de alta tecnología, para situarles al alcance de los pobladores de los más recónditos lugares del planeta, incluyendo a aquellos grupos sociales fraccionados por problemas de naturaleza política, cultural y/o religiosa (oriente/occidente), desde donde se exalta también la utilidad creciente y despersonalizada del consumo de tecnologías de la comunicación.
La era de la globalización representa la unión de los mercados, las finanzas y las comunicaciones lo que crea de forma intrínseca una dinámica laboral que promueve cambios sustantivos sobre la comprensión del mundo, la formación de la fuerza profesional y la capacitación de la mano de obra. Esos procesos reclaman de manera natural la incorporación acelerada de nuevos conocimientos científicos y de renovados procesos tecnológicos, mismos que provienen esencialmente de países altamente industrializados. El valor global del conocimiento se reviste de esa manera de un poder real al imprimir al proceso productivo mundial una capacidad de expansión sin fronteras, la que tiene lugar de forma expedita y en espacios múltiples, lo que propicia cambios de fondo que trastocan la esencia del accionar de las esferas de la vida económica, social, política y cultural de las naciones. [i]
En consecuencia asistimos a la emergencia de nuevos procesos capitalistas, [ii] donde la competitividad individual y empresarial exige hoy, mayores niveles educativos capaces de desarrollar la capacidad creativa para la innovación científica y tecnológica. Esas variables definen la acelerada dinámica de cambios que se observa a lo interno de los centros productivos, lugar desde donde se fundan sistemas organizacionales e institucionales que aprenden a ser, a expresarse individual y colectivamente a través de una vertiginosa carrera que les lleva incorporar en sus procesos productivos la visión global de un mundo planetario, y asumir el desafío de crear más conocimiento pasando del paradigma del Internet al paradigma de la organización en red. [iii]
Lo antes anotado facilita la emergencia de cambios importantes que adquieren materialidad a lo interno de la sociedad mundial y local y, en el ámbito de lo individual y lo colectivo, y se implantan al ritmo del impulso que les imprimen las emergentes tendencias socios culturales de la sociedad. Algunas remarcan la inversión y nivel de cobertura que beneficia la calidad de infraestructura existente para ampliar y mejorar la calidad de los servicios de las TICS [iv], acciones que han transformado la naturaleza real de las comunicaciones planetarias de los países. Con ello se genera una dimensión tecnológica que difunde por doquier inéditos conocimientos que certifican el poder incuestionable del emergente sistema productivo de naturaleza y capacidad ahora planetario. Las formas de expansión adquieren disímiles representaciones e identidades, lo que invita a reflexionar sobre nuevas corrientes epistemológicas y modalidades de análisis colectivos en torno al desarrollo de las ciencias, la academia, la cultura, las finanzas, el mundo comercial, individual y corporativo y las formas de manifestar el descontento social y la cultura popular. [v]
En efecto, se promueve de manera concomitante una efervescencia cultural que bajo la forma de burbujas económicas de conocimiento, implanta originales tendencias organizativas, políticas y recreativas a nivel global, regional y local, lo que funda nuevos estándares de calidad, concepción cultural y caracteres alegóricos de diversa naturaleza. Esas construcciones sociales y culturales deben ser analizadas y estudiadas con suma responsabilidad por parte de los gobiernos, la academia y la sociedad civil en general, en tanto que ellas, explican en parte, la capacidad real e infinita que el acervo de conocimiento y las nuevas tecnologías en circulación generan en el campo social y de la cultura mundial del siglo XXI. Ello influye y moldea el accionar material e inmaterial del ser humano por lo que las políticas sociales deben contemplar acciones que inviertan en ese rumbo.
Ese escenario exige por ende una educación de calidad [vi] (Castillo Pérez, Nydia, 2007) donde el desarrollo de la inteligencia individual y colectiva constituya para la sociedad, la clave mayor del desarrollo. Para su accionar requiere poseer una capacidad real para fundar alternativas de formación que puedan manejar sin riesgo el vasto acervo de información y conocimientos que hoy es producido a nivel mundial, para sistematizarlo, analizarlo, procesarlo, organizarlo e incorporarlo a los distintos ámbitos y espacios de la sociedad y bajo la categoría de sabiduría colectiva.[vii] Ante esas reflexiones se puede afirmar que la sociedad de hoy, enfrenta un desafío impostergable mayor, el que podemos resumir así: ¿cómo desarrollar la inteligencia colectiva a través de la cultura social del conocimiento, el desafío mayor de las sociedades y cómo fortalecer los procesos de democracia? [viii]
El presente análisis, no puede ignorar las profundas incongruencias que subyacen en la naturaleza de la sociedad del conocimiento, fenómeno que emerge sobre la base que le otorga la masiva e infinita riqueza inmaterial del conocimiento, su fuente mayor de insumo para su producción. No obstante el auge y la volatilidad de esa materia prima de carácter intangible e imperecedera, ha comenzado a devaluarse por la creciente producción masiva del conocimiento, lo que en el seno del sistema capitalista, introduce nuevas incongruencias que plantean exigencias mayores a los transcursos de producción científica y tecnológica. En efecto, hoy no basta poseer conocimiento ya que este como bien inmaterial, pierde valor aceleradamente si la sociedad o los individuos carecen de capacidad para organizarlo, discernirlo, sistematizarlo y aplicarlo a nuevos procesos capaces de generar más conocimiento, o mejor definido sabiduría para el desarrollo de las naciones.
En la práctica, la existencia y perfeccionamiento de las tecnologías de punta pueden acercarnos a conocimiento producido en cualquier lugar del orbe, mismo que se expande al ritmo de las redes de conocimiento, desarrollan diálogos colectivos entre pares y establecen formas inéditas de trabajo colectivo que profundizan las perspectivas disciplinarias y agilizan e enriquecen los enfoques interdisciplinarios. Ello representa la creación o fundación de una cultura social del aprendizaje donde se aprende a compartir conocimiento para producir saber, y se lo hace, intercambiando ideas, postulados teóricos y experiencias prácticas desde distintos puntos cardinales y para cualquier área del conocimiento. Significa compartir para enriquecer el análisis de un problema cualquiera a fin de reinterpretarlo y aplicarlo en la amplia magnitud de sus resultados a situaciones de diversa naturaleza. A través de ese proceso se favorece el desarrollo de la inteligencia individual y colectiva de las naciones, se fomenta la creación de equipos de trabajo, la cultura científica y la capacidad de pensar y de crear _ valor invisible e incalculable _ de la sociedad de hoy.
El corolario de ello, no basta tener habilidad para consumir información o conocimiento, el mismo se devalúa rápidamente, si no se tiene habilidad, nivel creativo e innovador para transformarlo y aplicarlo en la creación de más conocimiento, ello simboliza el capital cultural más importante de mundo actual. [ix] La creación de escenarios inteligentes representa por lo tanto, un reto impostergable para las instituciones educativas, en particular si esa sabiduría no se aprende en los libros sino a través de artículos del Internet de Redes. Al respecto, cabe preguntarse, cómo puede desarrollarse procesos educativos interactivos y de calidad si en los centros de educación formal e informal no se ha trabajado una visión sistémica que rescate el análisis integral del conocimiento, ya sea mediante un esfuerzo colectivo reflexivo que lo guíe, oriente y desarrolle para lograr el arte de pensar, proponer y crear ideas que faciliten la capacidad innovadora a fin de aprender a crear y a transformar y mejorar aquello que ya existe. [x] Con esa perspectiva, resulta necesario crear ambientes donde el aprendizaje germine a través del ejercicio de un pensamiento libre, donde la imaginación se fortalezca, se mejore la auto estima y se promueva el desarrollo personal y social. Sobre esa base se promueve el sentido crítico individual y de grupo para reconocer y estimular la capacidad de aprender a discernir, diferir, organizar e incorporar fuentes multiculturales que nos enseñen a argumentar y crear variadas formas de expresión que faciliten el desarrollo del conocimiento. Esas experiencias han edificado las bases para crear comunidades colectivas de aprendizaje en las cuales el desarrollo de la cultura y la inteligencia representan el desafío mayor de naturaleza inmaterial propio de la sociedad del siglo XXI.
En efecto, la actual revolución científica invita a crear nuevos métodos de aprendizajes, imperativos que se remarcan en el qué y cómo aprender, comprender, analizar y argumentar colectivamente educados con la gran variedad de conocimientos que se difunde por doquier. Igualmente, los nuevos procedimientos que para el trabajo interactivo se instituye entre pares y actores intervinientes en un proceso educativo y/o comunitario cualquiera, introduce formas de visualizarlo, comprenderlo, interpretarlo y de aplicarlo a través de numerosas alternativas.
En consecuencia, la capacidad de análisis colectivo desarrolla la inteligencia de los grupos, crea fuentes de generación de ideas y respuestas que pueden llegar a superar la opinión individual de connotados expertos sobre un tema cualquiera. Esa dinámica ha comenzado a expandirse, rescatando las fuentes mundiales del conocimiento y ejercitando la capacidad de innovación y participación colectiva, mediante respuestas creativas de parte de los grupos intervinientes, legitimando dichos métodos de trabajo y convirtiéndolos en artífices centrales de cambio para el brote de una inteligencia colectiva de naturaleza planetaria, eslabón esencial para la creación de redes sociales del conocimiento.
En décadas precedentes la innovación procedía de unas cuantas personas que tenían talento, o de genios, entre los cuales el ejemplo más destacado es Leonardo Da Vinci. [xi] Hoy, al compás de los beneficios de la tecnología, podemos tener acceso al conocimiento de punta que queramos, sin embargo, ese conocimiento será rentable sólo si se desarrolla la capacidad de añadirle talento creador, clasificarlo, comprenderlo y aplicarlo para resolver problemas o necesidades regionales o locales, es ahí cuando lo convertimos en sabiduría. Por lo tanto, para ello, no basta tener conocimientos, hay que aprender a usarlos y transformarlos. En consecuencia el desafío mayor de las sociedades e instituciones educativas de hoy, es centrar el aprendizaje en función de aprender ser críticos, a desarrollar la inteligencia individual y colectiva, herramienta básica afrontar las variadas controversias que caracterizan la volatilidad del conocimiento en el siglo XXI. Esa realidad científico cultural tiene múltiples explicaciones que se explican en la proliferación científica y tecnológica propia de la época, ésta puede generar motivaciones pero también resistencias, según la visión filosófica que las fuerzas políticas y culturales de los grupos de poder le impriman sea para controlar o abrir nuevas formas de aprender y organizar el conocimiento individual y colectivo a las nuevas generaciones.
El desarrollo de los individuos y las sociedades en general, puede verse limitado si se convierten en meros consumidores de información y/o conocimiento, cuando no existen capacidades y realidades culturales que permitan aprender a discernir tanto conocimiento para crear nuevas opciones y aplicarlas según sus capacidades e intereses. La juventud vive un nuevo panorama contextual con nuevas exigencias de sociedad y de formación en una realidad que trastoca y moldea sus formas de pensar y de actuar. Por tal razón resulta fundamental que se reclame el derecho a pensar de manera diferente y a exigir opciones, elecciones y formas de aprendizaje individual y colectivo coherentes a sus necesidades en tiempo y en espacio. No obstante, muchos de ellos, deben enfrentar las limitaciones de quienes quieren desde las diferentes instituciones privadas y públicas dirigir sus vidas de forma anacrónica y hasta extemporánea.
En consecuencia, la urgencia de crear nuevos escenarios o ecosistemas de aprendizaje constituye un reto mayor, el desarrollo de la inteligencia individual y colectiva significan un objetivo central. [xii] Al amparo de la libertad de pensamiento puede germinar el arte de pensar para crear e innovar, para aprender a intercambiar ideas y establecer alianzas a través de redes que faciliten el desarrollo del saber. Si así lo realizamos, ello podría llevarnos a feliz puerto para edificar una academia que funcione con visión de dirección no jerarquizada por mandos unívocos e unidireccionales, sino a través de estructuras flexibles sustentadas en comandos horizontales y abiertos a apoyar el trabajo intelectual colectivo, motivando la búsqueda del saber y la cultura científica colectiva, lo que evita la memorización e improvisación de maestros. Ello puede fundarse si el referente académico constituye la brújula principal de trabajo, lo que deja atrás los intereses políticos, personales, lealtades primarias y procesos de simulación en las agendas de trabajo.
Cabe remarcar que lo creativo es aquello que emerge del gusto de indagar y de encontrar respuestas racionales o científicas a fenómenos propios en un contexto cualquiera. Significa desarrollar ideas para edificar propuestas nuevas e influir de diversa forma en el desarrollo de las condiciones existentes en el ambiente inmediato. La relación conocimiento, discernimiento, inteligencia, creatividad y producción del saber fundan en consecuencia el desafío mayor que deben asumir los actuales centros educativos. El conocimiento encarna un valor invisible en las sociedades, mismo que debe priorizarse para invertir en su proceso de crecimiento, lo que sólo puede lograrse, si existe inteligencia capaz de procesarlo y transformarlo en alternativas de saber. [xiii] La sabiduría permite reconocer las fuentes principales del conocimiento; las tecnologías procuran la construcción de ambientes intercomunicados con el mundo moderno a fin de crear los enlaces requeridos para intercambiar ideas y comprender la dimensión del mundo que nos rodea, así como la propia incongruencia de sus fenómenos. El conocimiento se nutre de una información bien interpretada, la que se logra mediante procesos de reflexión crítica, enriquecidos por la naturaleza de los ámbitos colectivos e interactivos en los que tienen lugar, las fuentes naturales de esos procesos culminan con la explicación y comprensión de los problemas y la instauración de códigos de referencia, símbolos y nuevos lenguajes científicos.
Los escenarios inteligentes sustentados en redes de conocimiento propician más conocimiento y desarrollan confianza entre sus miembros al estimular la comprensión científica y metodológica de sus procesos. Cuando se divulgan e intercambian las ideas estas se reproducen y fortalecen con mejores y mayores aportes disciplinarios, por lo que entre más se difunde el conocimiento mayor es el enriquecimiento que obtienen sus participantes, los resultados no se dividen, todo lo contrario se suman y aumentan, al añadir a los aportes propios, aquellos adquiridos desde distintas latitudes y escenarios científicos- culturales o filosóficos.
En consecuencia, formamos parte de la emergencia de un nuevo paradigma en educación, el que obedece a dinámicas de desarrollo que rescatan la necesidad de trabajar en grupos y en redes, lo que significa aprender a crear ideas, a compartirlas y a desarrollar el saber de forma colectiva, ello puede ubicarnos más allá de las fronteras del conocimiento existente, para superar positivamente las profundas controversias que circunscriben a la Sociedad del Conocimiento. ¿Cómo aprender a compartir lo que sabemos para aumentarlo y enriquecerlo?
La creación de redes [xiv] facilita el desarrollo del conocimiento y crea escenarios positivos que cuenten con el apoyo de las políticas públicas, el compromiso de la academia y la acción participativa de los distintos sectores de la sociedad. De esa manera la formación, la capacitación y la responsabilidad de los maestros, estudiantes y padres de familia, constituyen eslabones fundamentales para asegurar la calidad [xv] y los recursos materiales que los procesos descritos necesitan. (Castillo Pérez, 2007; John Biggs, Calidad del aprendizaje Universitario, 2004).
El actual paradigma de la educación ha acumulado espacios recreativos en los cuales las nuevas tecnologías juegan un papel importante al permitir elevar la capacidad exponencial de la productividad de conocimiento mediante los procesos de interacción en redes, la disponibilidad de información científica global lo que procura al estudiante tener mayor capacidad autónoma y ser más productivo en sus campos de trabajo. La nueva visión de la academia incluye, además de una concepción diferente en el pensar, ver el mundo, exige la existencia de nuevas tecnologías que dinamicen las formas de aprendizajes, de interrelaciones en el aula de clase, la sociedad y las empresas.
En consecuencia conviene compartir conocimientos con grupos que trabajen tópicos de interés común, para lo cual la existencia de un importante acervo de tecnologías es necesaria para crear las redes de la sociedad virtual, facilitando el intercambio de información lo que trastoca o modifica la cultura popular de las naciones. Cada individuo y en especial los estudiantes pueden desarrollar sus competencias y autonomía para aprender, competir, intercambiar información y analizar nuevos conocimientos. El acceso a las tecnologías abre campos inéditos como son los trabajos en redes lo que incorpora enfoques y experiencias diversas y amplía el desarrollo de las investigaciones en distintas disciplinas. [xvi]
Los resultados de un proceso educativo cualquiera pueden evaluarse a partir de los aprendizajes obtenidos muy tempranamente, sin embargo, el saber resultante de un proceso de desarrollo de la inteligencia, puede generar procesos de innovación y sabiduría. [xvii] Comprender entonces la complejidad de los entornos de aprendizajes y la complejidad de los mismos en el desarrollo de la mente humana, invita a pasar revista de importantes legados históricos en educación. La psicología, pedagogía, filosofía y sociología llenan sus páginas de importantes reflexiones sobre el tema. En todos se trata de explicar el desarrollo del proceso de apropiación del conocimiento y de la organización y la producción del saber. La estimulación para lograr ese saber constituye una fuente de energía innata que motiva a querer conocer, ya que ello se convierte en insumo básico en la creación de escenarios inteligentes, bastión primordial en el desarrollo de la mente humana. La interacción social propicia sin ninguna duda, los aprendizajes significativos, los que a su vez se convierten en referentes de naturaleza cultural y social para la creación de conocimiento referencial y experimental.
Los nuevos desafíos de la Sociedad del Conocimiento, reclaman así, en materia educativa, la restructuración de los centros pedagógicos, lo que significa crear escenarios educativos en función de nuevos contextos. Ello trata de rescatar la capacidad de pensar para una educación de naturaleza planetaria que reconoce que el ser humano tiene que incorporar la influencia cultural y social que le rodea si quiere lograr su plena realización. [xviii] En efecto a través de las relaciones educativas formales e informales se fortalecen las funciones comunicativas y se introduce al sujeto a las nuevas representaciones culturales que le circunscriben, ahí aprende: leyes, normas, conocimientos, formas de interactuar, estudiar y aprender. En efecto el individuo aprende a integrase a un nuevo universo colectivo, cuando también aprende a valorar sus propias potencialidades, necesidades y limites en particular, las que su propia época le plantea, lo que le invita a extrapolar esos hallazgos más allá de sus realidades al aplicarlos al proceso de interacción social y cultural que su entorno le facilita.
Lo antes expuesto tiene el reto de superar las prácticas academicistas o enciclopedistas que han imperado en la academia moderna, muchas revestidas de un ropaje con títulos constructivistas, aunque en las realidades autoritarias, espacios en los cuales el estudiante pocas veces tiene opción para opinar, para crear o seleccionar lo que quiere aprender. No obstante siendo el interés central de este trabajo, analizar la urgencia de edificar escenarios creativos e inteligentes para empoderar al estudiante, conviene estrechar algunos enfoques teóricos que precisan algunos de los más destacados pedagogos de la reciente historia del siglo XX.
Entre ellos se destaca el esfuerzo pedagógico que nos lega la Escuela Activa, cuyo impacto se registra a fines de los años cincuenta, en orden de transformar el rol protagónico de la escuela que visualizaba la perspectiva de un proceso de enseñanza aprendizaje que reconocía al profesor como el actor central del proceso. Ello relegaba al estudiante a un papel pasivo y eminentemente receptivo. Dicha experiencia analiza un proceso en el que bien se podía transmitir una información de calidad o quizás deficiente, pero intocable por recibirse del representante del poder de la institución que la emitía. En los mejores casos los profesores de corte enciclopedistas fomentaban la pasividad de los alumnos ante el deslumbrante saber que ellos poseían, lo que invitaba a la imitación o a la mediocridad de los mismos, por tener que conformarse con lo que como saber les era otorgado. Esas prácticas pedagógicas encarnan para destacados pensadores los mejores ejemplos del conductismo radical. [xix]
El paradigma Constructivista ubica al estudiante en el centro del proceso, la visión epistemológica que lo sustenta, reconoce al proceso de aprendizaje como un referente teórico y práctico que valida la visión interactiva de la educación. [xx] Ella se ve fortalecida por pensadores como: Freinet, Montessori y Freire entre otros, [xxi] y sus aportes representan un legado de gran valor por la conocida Escuela Activa. La corriente Constructivista enriquece las propuestas de la Escuela Activa, al incorporar el análisis de los aportes que propician la comprensión del medio, el impacto de los estímulos y la evolución intelectual de los sujetos, lo que a su vez se sintetiza en el análisis de lo que se define como, sujeto cognoscente, [xxii] utilizando algunos referentes y aportes de Jean Piaget. [xxiii]
El constructivismo se comprende como el resultado de diversos enfoques compartidos por distintas escuelas de pensamiento, entre las cuales la psicología, la educación, la pedagogía y la sociología se destacan por sus contribuciones. Las propuestas epistemológicas de Piaget, [xxiv] Vigotsky, Ausbel, [xxv] Bruner aleccionan sobre esa escuela, aunque ninguno de ellos se autodefine constructivista. Como escuela de pensamiento nos acerca a la compresión de la naturaleza del conocimiento humano, es por ello que el legado de la Psicología del aprendizaje remarca lo que se concibe significativo para el estudiante, aspecto primordial del pensamiento de Ausubel. [xxvi] En efecto el corolario que ello asigna a la jerarquía conferida al factor sociocultural como elemento esencial para tener éxito en un proceso de aprendizaje.
Un análisis integral educativo remarca que en un escenario de aprendizaje el individuo no está sólo, ni es el único factor que puede garantizar la excelencia del mismo, ahí se interrelacionan diversas variables, como la historia personal del sujeto, el impacto de la clase social a la que pertenece, las oportunidades socio educativas y culturales de cada época, las facilidades e instrumentos materiales o inmateriales que lo soporten. Todo ello da preeminencia al desarrollo del lenguaje, como vehículo de socialización y pertenencia a un grupo, aspecto muy subrayado en la corriente de Vigotsky, [xxvii] por lo que el desarrollo epistemológico individual no puede estar divorciado de los contextos socio culturales que le rodean lo que en última instancia también definen o moldean la calidad de los procesos educativos. [xxviii]
En consecuencia la importancia de las relaciones sociales, la mediación como papel de base que tienen los instrumentos materiales que facilitan un proceso educativo, la atmosfera psicológica y afectiva, el desarrollo del lenguaje oral y escrito que prevalece, el acervo bibliográfico, la afluencia de equipos, tales como computadoras, Internet, manuales de instrucciones, entre otros, crean un flujo socio cultural importante lo que permite al sujeto dar saltos cualitativos que lo lleven a aprender a aprender, a fortalecer su autonomía y a desarrollar la inteligencia. A partir de ahí, se puede crear otros derroteros que se orientan en materia educativa a la creación de mejores formas y escenarios de aprendizaje que privilegien el desarrollo de la inteligencia, [xxix] la innovación y la sabiduría.
La capacidad de aprender a crear mapas conceptuales ayuda a erradicar las tendencias enciclopedistas y memoristas invitando al dominio de un lenguaje científico y a incrementar la reflexión, la capacidad de abstracción y la inteligencia. [xxx] Si pensamos en el estudiante como un individuo pensante, a él se debe conferir el rol protagónico de un proceso de aprendizaje, los conocimientos, habilidades, destrezas, valores y actitudes pueden ser visualizados en los contextos sociales, históricos y culturales que orienten a producir trabajo intelectual individual y colectivo.
En efecto el estudiante reconstruye el saber y en ese ejercicio entremezcla procesos de análisis personal y transcursos de producción colectiva, en donde el saber es enriquecido por los aportes que proceden de ejercicios internalizados y difundidos por todos, y que por ello les pertenecen. [xxxi] La visión constructivista puede así, ofrecernos mejores respuestas para procurar al estudiante condiciones adecuadas al desarrollo de procesos de aprendizaje de calidad, donde el fin sea propiciar mayor capacidad de razonar, pensar, aprender e innovar para proponer nuevos enfoques en la aplicación de perspectivas científicas diversas orientadas a la solución e interpretación de problemas de diverso signo. En un proceso de aprendizaje de tal naturaleza se rescata al estudiante como ser social y como producto de interacciones sociales y culturales amplias, en donde en la perspectiva actual, su conocimiento trasciende la esfera de la escuela y de la sociedad local.
En efecto la construcción del conocimiento tiene lugar en contextos socios históricos disímiles, ahí donde existen ambientes sociales que facilitan el entendimiento, el intercambio de experiencias, lenguajes, códigos, imágenes, esquemas, representaciones, estructuras y significados propios a los participantes activos de un proceso educativo. Ahí donde el individuo es parte de un trabajo cooperativo en libertad es lo que eleva el potencial reflexivo y de seguridad que le invita a construir de forma social, cooperada y responsable más conocimiento, en esos escenarios creemos firmemente que el sujeto aprende y las sociedades se transforman. Para ello los procesos de interacción social y las buenas condiciones de trabajo resultan básicas para el éxito de cualquier proceso de aprendizaje, ahí está la clave esencial motivar al estudiante a asumir la responsabilidad de su propio aprendizaje. La intencionalidad del aprendizaje la garantizan los propios copartícipes sea para ínter-organizar, clasificar, analizar y resumir una información cualquiera, o para de forma colectiva crear nuevos derroteros. Ello viene a ser la base del gran paradigma que emerge en el siglo XXI, mismo que por el auge que tiene, se expande aceleradamente, nos referimos al paradigma de la red y del empoderamiento del estudiante en el aula de clase.
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Zabalza, M.A. (1991): Diseño y desarrollo curricular. Madrid: Narcea.
[i] El nuevo capitalismo emerge así sobre la base del conocimiento, hasta hoy se concebía al proceso capitalista como la gestión del dinero sinónimo de ganancia o utilidad material propia ahora en más importante asegurarnos procesos de administración del conocimiento, ya que este representa un capital que tiende a reproducirse por sí solo.
[ii] El nuevo paradigma con el que se valora el dinero lo ubica como un juego o medio que corre muchos riesgos en tanto tiende a dividirse como utilidades entre los participantes de un proceso productivo, financiero o mercantil cualquiera, en tanto que el conocimiento al ser compartido este no se pierde sino todo lo contrario, en colectivo podemos multiplicarlos, lo que implica o define una estrategia completamente diferente.
[iii] Las tecnologías nos permiten abrir campos que antes no conocíamos y sobre todo el desarrollo en red permitirá visualizar las actividades en el centro educativo con otro, para intercambiar experiencias y sobre todo seguir realizando nuevas investigaciones en cualquier campo de las diferentes disciplinas. Cándida, M., María. “Tejiendo una red, pero ¿con qué paradigma?”. Doctora en Educación de la PUC/SP, profesora del programa de postgrado en Educación.
[iv] Las nuevas Tecnologías de la Comunicación y la información.
[v] “La sociedad del conocimiento influencia la cultura y particularmente la educación y la formación profesional, sirviendo de soporte pedagógico a vastas redes de aprendizaje y enseñanza. El esparcimiento a través de la información, en el caso de los jóvenes se ha transformado en un juego. La cultura y su transmisión cambia, ha emergido la educación electrónica”. Desarrollo científico tecnológico y Educación Superior en América Latina. Nydia M. Castillo Pérez. Colección educación sociedad. s .XXI. P=57
[vi] “Existen factores que facilitan el aprendizaje e influyen en la posibilidad de crear ambientes de calidad, según criterios del banco mundial, buenas bibliotecas, tiempo para el estudio, realización de trabajos y estudios individuales, disponibilidad de textos de actualidad, conocimientos y habilidades pedagógicas de los profesores, y experiencias de los mismos”. Calidad y vinculación de la academia en América Latina. Nydia María Castillo Pérez, 2007, pp. 42
[vii] La educación se visualiza a partir de nuevos paradigmas, donde el capital intangible crea un cambio de roles en la estructuración del saber en la “sociedad del conocimiento”. Ese cambio en la educación abre nuevos horizontes en la concepción de los modelos educativos, donde las empresas a través de las TIC (tecnologías de la información y comunicación) han generado una dimensión nueva en la concepción de la fuerza de trabajo, que exige mayor incremente y mejores niveles educativos, a fin de tener resultados mejores en los procesos de aprendizaje. Calero, P., Mavilo. (2008) Constructivismo Pedagógico. Teorías y aplicaciones básicas. México D. F. pp. 13-15
[viii] La función más importante en la educación es aprender a aprender. Roger Cousinet en su obra: “pedagogía del aprendizaje” aclara que antes de aprender alguna información es necesario comprender y aprender las ideas principales de un mensaje. Ello propicia la autonomía. Mavilo Calero Pérez, 2008; pág. 59.
[ix] La relación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación con el conocimiento, también ha transformado la percepción del alumno y el maestro, se percibe una visión de incertidumbre y se abre la urgencia de formar de manera diferente para el mañana. Por un lado el alumno no debe de ser programado para abordar una serie de datos transmitidos de una manera mecánica, sino formar en él, un ser capaz de reflexionar por sí sólo, competitivo, productivo, entre otras cosas, ya que esto le abrirá nuevas concepciones sobre su mundo real. (Notoria, 2004, Pág. 14)
[x] La construcción del conocimiento debe ser entonces una concepción, enfoque pedagógico y una técnica de estudio en la cual el alumno adquiera aprendizajes a través que desarrolla su capacidad cognitiva, formas de aproximarse al saber para aprender a hacer, en la medida que se le oferten los elementos óptimos para el aprendizaje. (Calero, 2008, p. 17).
[xi] Leonardo Da Vinci, (1452-1519) Pintor, escultor e inventor italiano, muy sabiamente expresó: La sabiduría es hija de la experiencia.
[xii] Un ejemplo para algunos rescatable es la atmosfera que se creó en las empresas del Silicón Valley, la colaboración y el espíritu emprendedor han dado la pauta para el trabajo colectivo, un problema común, analizado y resuelto por un amplio grupo de expertos y aprendices, quizá esa sea la explicación que hayan podido crear muchas de las nuevas tecnologías.
[xiii] Al estudiar la estructura de la inteligencia, Mavilo Calero Pérez, advierte: “La cognición se caracteriza por su organización aunque estas cambian con el desarrollo. Las organizaciones intelectuales actúan como un todo compuesto de elementos relacionados entre sí. Cada alumno construye su aprendizaje en forma activa y de acuerdo a sus procesos e interacción significativa. Constructivismo Pedagógico. Teorías y aplicaciones básicas; Alfa Omega Editor. México 2008, pág. = 11, 12.
[xiv] Cándida, M., María. “Tejiendo una red, pero ¿con qué paradigma?”. Doctora en Educación de la PUC/SP, profesora del programa de postgrado en Educación.
[xv] “Desde la academia un buen aprendizaje consiste precisamente en lograr que los estudiantes utilicen sus propios procesos cognitivos de manera espontánea para mejorar cualitativamente sus aprendizajes y aprender a ser creativos”. Calidad y Vinculación en la academia en América Latina Autora. Nydia María Castillo Pérez, 2007, Ediciones PAVSA, Managua, Nicaragua. John Biggs, Calidad del aprendizaje universitario. Larcea ediciones. España 2004, pág. p 44.
[xvi] Solís, P. Pedro y Pérez, Carlos. “Las redes de conocimiento en la internacionalización de la investigación en la administración”. Profesores investigadores del departamento de economía de la Universidad Autónoma de Metropolitana Iztapalapa. Pp. 9-23
[xvii] La psicología sociocultural de Vigotski et Al, correlaciona las mediaciones simbólicas o experiencias de los individuos como puentes de enlace para generar nuevos aprendizajes que se encargan de nutrir el desarrollo de un nuevo saber. Shotter, 2001, rescata los procesos de desarrollo humano como una construcción y desconstrucción natural de los imaginarios sociales, base esencial para la apropiación de las nuevas formas de producir conocimiento.
[xviii] Savater (1997), aclara no nacemos humanos sino que llegamos a serlo, gracias a nuestra característica inacabada, que además de necesitar un proceso de Hominización (madurar, desarrollarse como tal, desde lo biológico) necesita de un proceso de humanización (volverse humano).(Trigo y Colaboradores 2000: 53).
[xix] En efecto, el paradigma conductista visualiza al educando como una maquinaria que aprende conductas, sus respuestas pueden observarse, medirse y cuantificarse.
[xx] Esta concepción no trata de explicar el proceso educativo como depositario de conocimientos, sino al acto cognoscente lo que sirve para la liberación del individuo, lo que desintegra la función de poder establecida entre un educador y un educando. La "Educación Bancaria" niega la alternativa del diálogo, la acción de "Problematizar", impone una situación gnoseológica claramente dialógica.
[xxi] En la nueva visión el educador ya no es sólo el que educa sino quien también aprende o es educado a través del diálogo que hace interactivo a un proceso educativo. Ello desintegra el equilibrio artificial que asigna la "autoridad" formal de clasificar al que eduque y al que es educado. El educador no podrá entonces "apropiarse del conocimiento" sino que éste será sólo aquello sobre los cuáles educador y educando construyan mutuamente.
[xxii] Existen algunos modelos que ayudan a ampliar la formas de sintetizar y realizar abstracciones de los que se aprende entre ellos dada su amplia utilidad, hacemos referencia de la importancia de aprender a construir “Mapas Conceptuales.”
[xxiii] La teoría de PIAGET descubre los estadios de desarrollo cognitivo desde la infancia y la adolescencia: siendo ellas estructuras psicológicas que se desarrollan a partir de reflejos innatos que se construyen durante la infancia y toman la forma de pautas de conducta, para luego en el segundo año de vida expresarse como modelos o formas de pensamiento. Durante la infancia y la adolescencia pueden traducirse en estructuras intelectuales de impacto en la vida adulta.
[xxiv] Para Piaget la construcción del conocimiento va desde la percepción de sus acciones instrumentales donde estas determinan la claridad del pensamiento, la comunicación e información, mientras que las acciones relacionales definen el escenario en el cual el estudiante es protagonista, crea vínculos consigo mismo, con su entorno y con los otros. (Calero, 2008, p. 17).
[xxv] El aprendizaje significativo según Ausubel, pretende, introducir en los educandos la forma de adquisición de conocimientos dejando que el mismo busque, descubra y organice, de tal manera que también deseche lo que no necesite y de ahí construya su propio conocimiento. Calero, P., Mavilo. (2008) Constructivismo Pedagógico. Teorías y aplicaciones básicas. México D. F., Pág. 13-15
[xxvi] La teoría de Ausbel es una teoría cognitiva y, como tal, tienen por objeto explicar teóricamente el proceso de aprendizaje. Se preocupa de los procesos de compresión, transformación, almacenamiento y uso de la información envueltos en la cognición. La estructura cognitiva de un individuo es un complejo organizado resultante de los procesos cognitivos a través de los cuales adquiere y utiliza el conocimiento.
[xxvii] Miguel Ángel Martínez (1999). Sobre la obra de Lev Vigotsky… “La actividad inicial y básica (en el ser humano) es la (actividad) externa, objetal, sensorial, práctica, de la que se deriva la actividad interna psíquica, de la conciencia individual…” Y prosigue… “La actividad está determinada por las formas de producción de las condiciones de vida. Su característica constitutiva es su orientación hacia el objeto, así como las propiedades y relaciones que lo definen.”
[xxviii] Para Vigotsky la relación entre sujeto y objeto de conocimiento no es bipolar, ello puede representarse en un triángulo abierto y cuyos vértices reconocen al sujeto al objeto y a los artefactos o instrumentos socioculturales que les rodea.
[xxix] Toda actividad significativa debe integrar o relacionar: Aspectos: cognitivos, afectivos, motores, valorativos. Contenidos de naturaleza, geografía, ecológica, histórica, lingüística, matemática, en donde se planteen procesos de aprendizajes para descubrir, agrupar, comparar, nombrar, expresar, plantear, etc. Mavilo Calero Pérez. 2008, México, PP. 131.
[xxx] Las etapas de desarrollo de la inteligencia: Sensorio-motor (0-2 años) Estructura espacio-tiempo y causal de las acciones. Inteligencia práctica basada en las acciones. Preoperatorio (2-7 años) Inteligencia simbólica o representativa. Razonamiento por intuiciones, no lógico. Operaciones concretas (7-12 años) Primeras operaciones, aplicables a situaciones concretas, reales. Razonamiento lógico. Operaciones formales (adolescencia) Desligamiento de lo concreto. Razonamiento hipotético-deductivo y abstracto. Mavilo Calero Pérez. constructivismo pedagógico. Teorías y aplicaciones básicas. Alfa Omega Editor. México 2008, Pág. = 15,16.
[xxxi] Reyes, A., Constantino C. “Red educativa integral basada en el Satélite de Satmex 5”. Instituto Tecnológico Autónomo de México. División Académica de Ingeniería. D. F.