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Enero 1,1796. Este día –el primero que paso en el faro— escribo
esta entrada en mi diario, como lo acordé con De Grät. Mantendré el diario con
la regularidad que pueda –pero no se sabe qué pueda pasarle a un hombre que se
encuentra completamente solo como yo— podría enfermar, o algo peor… ¡Ahora
bien! La guillotina tenía un escape —pero, ¿por qué habitar en ella, puesto que
ya estoy aquí, totalmente a salvo? Mis espíritus vuelven ya a revivir, al sólo
pensar en estar –por una sola vez en la vida al menos— completamente sólo,
porque Neptuno, por supuesto, tan grande como es, no puede ser considerado
“compañía”. Por el Cielo que hubiera encontrado alguna vez en “compañía” media
fe como la he encontrado en este pobre perro: en ese caso yo y la “compañía”
nunca nos hubiéramos separado –ni por el año… Lo que más me sorprende, es la
dificultad que tuvo De Grät en darme el puesto –¡a mí,
un noble de la comarca! No podría ser que el Consistorio tuviera alguna duda
sobre mi capacidad para manejar el faro. Un hombre lo ha manejado antes – y lo
hizo tan bien como los tres que usualmente lo hacían. El trabajo es casi nada;
y las instrucciones impresas son tan simples como es posible. Nunca habría
permitido que Orndoff me acompañara. Nunca habría avanzado con mi libro si él
estuviera cerca, con sus chismes intolerables –para no mencionar ese eterno
meërschaum. Además yo quería estar solo... Es extraño que nunca observara hasta
este momento qué monótono sonido tiene esa palabra –¡“solo”!— podría imaginar
sólo a medias que había alguna peculiaridad en el eco de estas paredes
cilíndricas –¡pero oh, no!— esto es un completo sinsentido. Creo que me va a
poner nervioso mi aislamiento. No ocurrirá eso. No olvidaré la profecía de De
Grät. Ahora por una alteración del faro y una buena búsqueda para “ver lo que
pueda ver”…¡Ver lo que pueda ver de hecho! No
demasiado. El aumento deja ver un poco más, creo – pero la guillotina tiene un
tosco pasaje a casa, de cualquier forma. Ella difícilmente estará a la vista de
Norland antes del mediodía de mañana – y apenas estará a más de 190 o 200
millas.
Enero 2. He pasado este día en una especie de éxtasis imposible
de describir. Mi pasión por la soledad escasamente podría encontrar mayor
gratificación. No digo satisfacción; porque pienso que nunca estaré totalmente
saciado del placer que he experimentado hoy…El viento arrullaba al amanecer y
por la tarde el mar había bajado materialmente…Nada qué ver, ni aún con el telescopio,
sólo océano y cielo y ocasionalmente una gaviota.
Enero 3. Una calma muerta todo el día. Hacia el atardecer, el mar
parecía como de cristal. A la vista algunas algas marinas; pero además de ellas
nada en absoluto en todo el día – ni aún la mínima mancha de una nube……Me ocupo
en explorar el faro…Es un faro muy alto – como lo descubrí a mi costa cuando
tuve que subir sus interminables escaleras – no menos de 160 pies, debo decir,
desde la marca inferior del mar hasta el borde superior de la linterna. De la
parte inferior del interior, el eje, sin embargo, la distancia hasta la cima es
de 180 pies al menos: —por lo que el piso es de 20 pies bajo la superficie del
mar, aún en marea baja……me parece que el hueco interior inferior fue llenado de
mampostería. Sin duda esto lo hizo más seguro: —pero ¿de qué estoy hablando?
Una estructura como ésta es suficientemente segura bajo cualquier
circunstancia. Debo sentirme seguro en él durante el huracán más feróz que
pudiera surgir – y sin embargo, he oído decir a marineros que, ocasionalmente, con un viento del Suroeste,
el mar ha crecido más alto aquí que en cualquier otra parte con la sola
excepción de la abertura occidental del estrecho de Magallanes. No cualquier
mar, aunque, podría lograr cualquier cosa con este muro sólido de hierro
remachado— que, a 50 pies de la marca de la marea alta, tiene cuatro pies de
grueso, si una pulgada……La base en la que descansa la estructura parece ser
piedra caliza…
Notas
* “El faro” es un relato inconcluso de Poe que Cortázar no
incluyó en su traducción de los cuentos de Poe. Sí está contenido en las
ediciones que presentan la totalidad de los relatos como la de Mabbott (1978) y
de Levine.
Señala Mabbott “Es el último de los
relatos de terror de Poe, nunca lo terminó. Probablemente planeó que fuera una
pieza que acompañara a ‘Un descenso en el Maelström’ (…)
El manuscrito llegó a poder de R. W. Griswold con los papeles de Poe. Consiste
en cuatro hojas –tiras largas estrechas— la primera tiene un espacio en la
parte superior para el título y el nombre del autor; la última un espacio en la
parte inferior. Debido a que el escrito es el característico manuscrito limpio
de los últimos años de Poe y el estilo claro y directo, casi sin ningún adorno,
común hacia el final de su carrera, me hace pensar que el relato está
inconcluso, no porque Poe se rindiera, sino que lo estaba trabajando y su
muerte repentina evitó que lo concluyera. El hijo de Griswold vendió la primera
hoja en 1896, pero la familia retuvo las otras páginas, que Woodberry pudo
imprimir en 1909”.
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